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domingo, 25 de abril de 2010

Comentarios Sencillos Sobre Job.9: 2/4


2.- ¿ Y cómo se justificará el hombre con Dios. ?
3.- Si quiere contender con él, no le podrá responder
a una cosa entre mil.
4.- El es sabio de corazón, y poderoso en fuerzas;
¿Quién se endureció contra él, y le fue bien?

Job, reconoce la magnificencia de Dios y su justicia y admite que, Dios esta por encima de todo razonamiento que el hombre pueda hacerse, con respecto a su comportamiento y proceder en esta vida, y dice mas;
“quien quiera pleitear con él, no le podrá responder a una sola palabra entre mil: El es sabio de corazón, y poderoso en fuerzas; ¿Quién se endureció contra él, y le fue bien.? ”
Tales reflexiones, le incitan a lanzar de la más profunda de las impotencias, la pregunta mas importante de todos los siglos, que haya podido formularse la conciencia humana.
“ ¿Y cómo se justificará el hombre con Dios.” ?
La raza humana consciente de Dios y del pecado, doblada bajo el peso de la culpa, ha luchado sin éxito para hallar la respuesta: En todas las páginas de la historia de la religión hallamos, desde el mismo principio, sacrificios y mortificaciones como medio de quitar el pecado y la culpa reconocida por la conciencia. Pero todo en vano, el abismo existente entre un Dios Santo y el hombre pecador, no se salvó; el hombre no podía por sí mismo hallar el camino de su justificación.
Procuraba y procura mejorarse, y hacer buenas obras, pero todo inútilmente. Job confeso el fracaso de tales esfuerzos, diciendo:
“Yo soy impío: ¿ Para qué trabajaré en vano? Aunque me lave con aguas de nieve, y limpie mis manos con la limpieza misma, aún me hundirás en el hoyo, y mis propios vestidos me abominarán. Porque no es hombre como yo, para que yo le responda, y vengamos juntamente a juicio. Job.9.29-32
Y este terrible problema es el que ha acompañado a la humanidad durante el transcurso de los siglos, e individualmente nos sigue a cada uno, a todas partes: Atraviesa en nuestra compañía, los mares, los montes, las naciones, vuela con nosotros en majestuosos aviones, y aun cuando perece quedar extinguido en nuestros festines, diversiones, etc. etc., revive en los días de nuestra soledad y tristeza, y más acentuado aun cuando nos vemos postrados en el lecho del dolor acosados por alguna enfermedad.
Mi buen amigo, si el hombre o la mujer quiere saber como volverse a Dios y reconciliarse, tan solo Dios puede proporcionarle este conocimiento; el ofensor, el ser humano, no puede dictar las condiciones de paz y de reconciliación, al Ser cuyas leyes ha quebrantado, sino que es el ofendido a quien toca declarar los términos en que aceptará la reconciliación; solución que armonice con su carácter santo y sobre los cuales él pueda dispensar su misericordia divina.
Porque siendo el pecado un mal infinito por atentar contra la Soberanía de Dios y siendo el hombre o mujer, deudor de tamaña infinita satisfacción, era imposible a todas luces, hallar quien pudiera pagar por el hombre y satisfacer al mismo tiempo, la justicia de Dios; y en este nuestro conflicto, resuelve Dios el ofendido, hacerse hombre, pagar por el hombre y apaciguar a la vez, la exigencia de la justicia divina;
“con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús; de este modo y nada de nuestra parte somos, justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados, .” Rom.3.24-26
Paciente lector, ¡que solución más sabia y bendita,! en ella vemos la sabiduría y misericordia de Dios, hacia ti y hacia mi, que resultamos ser mas bienaventurados y ricos ahora, que pobres por nuestra caída en pecado. Recuerda en él Cristo Jesús, es justificado todo aquel que cree .

V.Ibáñez

sábado, 24 de abril de 2010

LA REGENERACION (o el Nuevo Nacimiento)

LA REGENERACIÓN
( o el Nuevo nacimiento )

Texto. Juan. 3:3/6

Para mayor comprensión sobre esta doctrina fundamental, debemos tener en cuenta que, así como hay en el campo religioso conceptos –“erróneos-“ acerca de doctrinas como La Gracia, Justificación, Santificación, también las hay, con respecto a La Regeneración o Nuevo Nacimiento.
A causa de esos conceptos falsos sobre el particular, algunos viven engañados, confundiendo manifestaciones o simples cambios superficiales con el radical cambio o vuelta (transformación) que constituye o debe constituir, la verdadera regeneración.
Es pues necesario, que consideremos con la mayor seriedad y reverencia posible, ciertos juicios que enturbian y empañan la realidad de la naturaleza de esta doctrina.
Allí donde se profesa la Cristiandad, (que no el Cristianismo,) muchos son llamados cristianos o se dicen ser cristianos, sin tener de Cristo, más que el uso del nombre. No es de extrañar esta circunstancia, pues aun en lugares Novo-testamentarios leemos “salieron de nosotros, pero no eran de nosotros” (1ª.Jn.2:19-1ª.Tim.1:19/20 – 1ª.Cor.11:19 –Hch.20:30)
Sorprendentemente el hombre puede llegar, más o menos, a una exactitud en el cumplimiento de sus exigencias o preceptos religiosos y no obstante ser un individuo ajeno a la regeneración. Saulo, según leemos en las Escrituras, era celoso en el cumplimiento de sus deberes religiosos, sin embargo era un extraño a la regeneración. Hch.26:5. No debemos olvidar, que la naturaleza humana, tiene su propio rigor y celo; por supuesto no santificados por la Gracia del Espíritu, y en tales circunstancias, no es de extrañar, que se mate y mienta, creyendo hacer un bien en el nombre de Dios. 1ª.Tim.1:13/14.
También acentuaré, que todos los actos y manifestaciones exteriores del buen comportamiento y hasta de la propia religiosidad, que están dentro de toda posibilidad natural del ser humano, no manifiesta la naturaleza de la regeneración, antes todo lo contrario; pues los hipócritas pueden imitar ciertas gracias que se reciben como fruto del Espíritu; a loa cuales el Apóstol les advierte sobre la “santidad de verdad” y “ de la fe no fingida.” Ef.4:24 - 1ª.Tim.1:5-
(2ª.Tim.1:5 – 2ª.Pdr.2:1/3…)
Existe un grave error, entre algunos que enseñan que el “Nacer de Nuevo” o la regeneración, es por agua y por consiguiente es por el Bautismo: Esta enseñanza pertenece al sistema religioso de los que confían más en los ritos que en el poder de la Gracia de Dios.
La Santa Escritura, nos revela el plan de Dios en cuanto a la doctrina en cuestión, y no es difícil convencer a los que buscan sinceramente la verdad, sobre el error que han caído los que así enseñan. En primer lugar debemos tener en cuenta lo que el Señor Jesús dijo a Nicodemo en relación al nacer de nuevo: “De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.” Jn.3:5 Por lo que se desprende, se trata de nacer del agua y del Espíritu; no de agua sin el Espíritu, sino de agua y del Espíritu.
El “nacer,” aun en el orden natural, es principiar una nueva vida, mientras el bautismo – siempre según las Escrituras, - es el entierro del “viejo hombre” que había sido corrompido y muerto en sus delitos y pecados: Y me pregunto, ¿son las mismas cosas, un nacimiento y un entierro.? Rom.6:3/14 – Col.2:12

Si por el bautismo fuera la Regeneración o Nuevo Nacimiento, todos los bautizados serian nuevas criaturas y por lo mismo salvos, pero sabemos que esto no es así; no todos los que se bautizan , son nacidos de Nuevo, porque este acto no regenera a nadie y bien pudiera darse, que alguien quiera bautizarse, sin haber operado en el naturaleza alguna de la regeneración o de la nueva vida. Sobre este particular, traeré a la memoria de mis lectores, que Simón - “que ejercía la magia”- fue bautizado y sin embargo quedo en hiel de amargura. Hch.8:13/23

Tengamos en cuenta, que las buenas influencias de amigos, familiares o religiosos, podrán ejercer en nosotros un buen comportamiento , (cívico-social) hasta de ciertos tintes piadosos; pero faltando estos, se manifiesta nuestro estado natural de un corazón no arrepentido y mucho menos convertido. Un ejemplo de esto lo encontramos en 2ª. Cron.24:2/18. (léase) Un buen ejemplo ejercerá una buena influencia, en cuanto al hombre exterior, pero frecuentemente desaparece con el cambio de compañía y muchos han caído en este escollo.

No debemos confundir la buena educación con la naturaleza de la regeneración: La educación puede ejercer en el individuo el refrenar y corregir las malas inclinaciones o comportamientos, pero nunca cambiaran los intentos del corazón. Lo mismo ocurre, pero al contrario, personas hay que en su juventud, han vivido una vida disipada, con prácticas muy mundanas, pero que transcurrido el tiempo, se han reformado cambiando sus hábitos y carácter, por otros más correctos y decentes, sea por influencia de amistades o familiares, llegando hasta ser buenos esposos y ejemplares padres de familia. En estos casos se objetiviza un cambio real de actitudes y comportamientos, pero siempre lejos de toda influencia y Gracia de Dios.
Me he permitido exponer estos conceptos con el fin, de que no nos llamemos a engaño; pues existe el peligro, en que transmitamos las enseñanzas y doctrinas de Cristo a nuestros propios hijos y nietos, y que la acepten como una norma de conducta y no como una “novedad de vida;” esto acarrearía a una profesión inconsciente, por seguir la religión de los padre, como mera costumbre y rutina.
Jacob, en Gen.28:10/20, es una buena prueba de lo anteriormente dicho; el tenia el testimonio e historia de sus antepasados y en su propia familia, y el revelársele Dios, tuvo que confesar, “y yo no lo sabia”. Estas manifestaciones descritas que muestran la condición de la vida humana, aparte de Dios, es lo que el Señor Jesús describe cuando dice: “Lo que es nacido de la carne, carne es” Jn.3:6.

Pero veamos ya, que es lo que las Sagradas Escrituras, nos revelan sobre el origen o naturaleza de la Regeneración o Nuevo Nacimiento. En primer lugar diré que toda la iniciativa a este respecto, tiene su origen en el propósito de Dios , que mediante su inmenso amor por nosotros, se manifiesta en Cristo Jesús, efectuando a nuestro favor una obra de Redención, que es ofrecida por Gracia a todo aquel que en él cree. En Ez. 36:26/27, se nos revela el propósito de Dios; “ Os daré corazón nuevo y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros” y en Joel, 2:28/29. Es en la conversación que el señor Jesús mantiene con Nicodemo, cuando se nos revela, la verdadera identidad de ese propósito anunciado. Léase Jn.3:1/21
Quien viene a Jesús de noche, “era un hombre de los fariseos, un principal entre los judíos;” probablemente con alguna de las características expuestas en los conceptos anteriores; no obstante, sin mediar más palabras el Señor Jesús, va directamente al hecho real de su verdadero cometido, el revelar al hombre la oscuridad que hay en su corazón, a la par que denuncia que sus obras no son hechas en Dios. Así podemos entender el porque, Cristo asevera en verdad, “que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios:” Y aclara que este nacimiento, ha de ser “de agua y del Espíritu, para poder entrar en el reino del Dios.”
El Señor le responde el como podrá realizarse esto, recordándole a este judío, conocedor de los hechos de Moisés, que como éste levantó la serpiente en el desierto y la mirada de fe, produjo en el que miraba la sanidad, así será para todo aquel que en él cree, no se perderá más tendrá vida eterna. De esta forma nos da a entender, que nuestra sanación (salvación) es por un acto de fe, en la obra Redentora de nuestro Señor Jesucristo, realizada y consumada en la Cruz del Calvario a nuestro favor, cuya efectividad se realiza mediante la confesión y la fe. Rom. 10:8/10
Es el mismo Señor Jesús quien pone mucho énfasis en “creer” tener fe y esto es un don de Dios, Ef. 2:8 y nos es dada mediante el oír su palabra, Rom.10:17 esto es, mediante la predicación del mensaje de Cristo, y no olvidemos; siempre que este mensaje sea el Cristo crucificado y resucitado, será un mensaje del Espíritu, y el que lo acepte así, sin duda nace del agua y del Espíritu:
“El de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad” Stg.1:18, “siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre” 1ª. Pdr. 1:23.

Estos pasajes citados, juntamente con Tito 3:5 prefiguran el poder purificador y de limpieza que tiene la palabra de Dios; (Jn.6:63- 15:3, Ef.5:26 ) por consiguiente la palabra inspirada por el Espíritu santo, viene a ser el agente del Nuevo Nacimiento o Regeneración. “¿ Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra” Sal.119:9- “Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu Santo” 1ª.Pdr.1:22. Pablo nos habla que a los Corintios, les había engendrado en el Evangelio, 1ª.Cor.4:15 ; no es que la naturaleza antigua, deteriorada y muerta por el pecado, sea modificada o reformada, sino de ser engendrados para un nacer nuevo y de lo alto, no por la carne, sino por la palabra y el Espíritu. En rom.8:26, se nos dice que el “espíritu nos ayuda en nuestra debilidad” y el Señor en Jn.16:13 dice que “el Espíritu nos guiará a toda verdad”- y “convencerá al Mundo de pecado, de justicia y juicio.” Jn.16:8
Así pues, podemos decir con toda propiedad que la regeneración, es un cambio sobre-natural que se verifica en el creyente, cuando por el Espíritu de la palabra, es redargüido de pecado y mediante su confesión y arrepentimiento, emerge desde dentro hacia fuera una nueva naturaleza, con un principio nuevo que da vida a unos nuevos gustos, nuevos pensamientos, nuevas cualidades, nuevos hábitos, una nueva visión de la vida, dejando nuestra vana manera de vivir, que habíamos recibido de nuestros padres en la carne; 1ª. Pdr. 1:18 con el objeto de que “Cristo sea formado en nosotros” Gal.4:19 (2ª. Cort.5:17) y ser hechos a la imagen de Cristo Rom.8:29 – 2ª. Cort.3:18, puesto que la simiente de Dios por su palabra y Espíritu esta en nosotros; 1ª.Jn.3:9 ya desde el día que creímos, fuimos sellados con el Espíritu Santo, Ef.1:13 lo cual nos hace participes de su naturaleza divina: 2ª. Pdr.1:4 Pues no debemos olvidar que “ a todos los que le recibieron les dio potestad de ser hechos hijos de Dios” Jn.1:12/13.

En las sagradas Escrituras, a parte de las ya referenciadas, encontramos diferentes facetas o distintas maneras de expresión relacionadas con la Regeneración y que facilitan una mayor comprensión, entendimiento, responsabilidad y conciencia de nuestra posesión adquirida. En Jn. 3:14, se nos presenta como “un pasar de muerte a vida,” 2ª. Cor.5:17, como “una nueva creación” – 1ª. Pdr.2:9 como “un llamamiento de las tinieblas a su luz admirable;” es una “renovación en el espíritu de nuestra mente, Ef.4:23 es un “vestirse el nuevo hombre que es creado según Dios, Ef.4:24 es la “adquisición de una nueva ciudadanía” según leemos en Fil.3:20, es “ buscar las cosas de arriba” Col.3:1/2, es un “ despojamiento del hombre viejo con sus hechos” Col.3:9, es un “vestirse del Señor Jesucristo y no proveer para los deseos de la carne Rom.13:14.

Resumiré diciendo, que la doctrina que me he permitido presentar, es principio fundamental de las Escrituras y de suma importancia, enfatizada por el Señor Jesucristo, cuando dijo: “el que no naciere de agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios.” No se trata de meras palabras, sino de algo real que todos debemos experimentar y vivir si queremos entrar en el reino de Dios; por consiguiente, “debemos ocuparnos con diligencia, de nuestra salvación con temor y temblor,” (Filp.2:12) no haciendo de la opinión o conceptos, gustos y lenguaje del Mundo, nuestra norma de conducta, así que: “ Examinémonos a nosotros mismos si estamos en la fe; probémonos a nosotros mismos. ¿ O no nos conocemos a nosotros mismos, que Jesucristo está en nosotros, a menos que estemos reprobados? (2ª. Cor.13:5)

“Vosotros, oh amados, sabiéndolo de antemano, guardaos, no sea que arrastrados por el error de los inicuos, caigáis de vuestra firmeza. Antes bien, creced en la gracia y en conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él sea la gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén” (2ª. Pdr. 3: 17/18.


V. Ibáñez