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jueves, 13 de septiembre de 2012

LA VIDA Y LA INMORTALIDAD

Lectura.  2ª.Timoteo. 1:3 al 11
Texto.  2ª. Timoteo. 9/10
 
“ vrs 9-   quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada  en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos, vrs. 10- pero que ahora ha sido manifestada por la aparición de nuestro Salvador Jesucristo, el cual quitó la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio.”   
 
 
      El apóstol Pablo trata de exhortar a Timoteo, su hijo espiritual, a fin de fortalecerle en las tareas de su ministerio, trayendo a su memoria la fe de sus más íntimos familiares, recordándole su propia fe y confianza en el testimonio que ambos profesaban del evangelio.
      Pablo está efectuando una mirada retrospectiva, porque se encontraba preso (probablemente a finales de su segunda prisión en Roma,) presagiando el desenlace de su partida. “Porque yo ya estoy para ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano.”(Cap.4:6)
      Y en estas circunstancias nos deja escrita la revelación, sin duda, la más clara y concisa del eterno propósito de Dios que describe la obra redentora de Cristo y tal vez la más completa por su transcendencia que pueda aparecer en las Escrituras.
      Así pues nos declara, “que ahora (la Gracia de Dios) ha sido manifestada por la aparición de nuestro Salvador Jesucristo, el cual quitó la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio.”
      Sin la aparición personal de nuestro Señor Jesucristo, es obvio que no hubiéramos tenido la revelación de la promesa de la vida, que por su evangelio nos es ofrecida
      En este evangelio; “la promesa de la vida,” según Vrs.1; se hace realidad en Cristo Jesús, recordándole a Timoteo y por ande a todos y a cada uno de nosotros, que Jesucristo resucitó de los muertos, de cuyo testimonio se constituyó en predicador, significando para él motivo o causa propia; (2ª.Tim.2:8/9) ya que el evangelio que el predicaba era el revelado de conformidad a la promesa, que de la descendencia de David, Dios levantaría a Jesús por salvador el cual no vería corrupción, por resucitarle de  entre los muertos. (Hch.13:23-30-33-35-37)
      Esta doctrina contenida y revelada en todo el Antiguo Testamento, fue el objeto primordial de este Apóstol constituido por el mismo Cristo resucitado, y se esforzaba en sus predicaciones y escritos en enseñarnos a identificarnos como propia en la resurrección de Cristo, ya que ha su tiempo también lo será la nuestra. (Ro.6:4/8 - 1ª.Co.15:16/23 –Fil. 3:10/11- 2ª.Tim.2/11)
 
      I.-     SACO A LUZ,  LA VIDA
 
        Por lo que se deduce de la lectura de los versículos 8/9 vemos bien a las claras, ( “según el poder de Dios, quien nos salvó y llamó…según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos;”) que nuestro presente y futuro se enlaza con el pasado y que el propósito de Dios en Cristo es quitar la causa de nuestra muerte, el pecado; ya que la intención original de Dios al crear al hombre, lo fue “conforme a su imagen y semejanza”(Gen.2:7) y esta semblanza del hombre con su creador, en su orden natural, consiste en la espiritualidad e inmortalidad por el soplo o aliento de vida que en él se alentó; viniendo a  constituirse de esta forma en “alma viviente” esto es, - elemento espiritual e inmortal del ser humano capaz de entender, querer, sentir racionalmente y moralmente, de forma y manera que nos distingue de la irracionalidad de los animales más dóciles y desarrollados.- Superioridad que le fue concedida sobre toda la creación.
      De esta forma el hombre fue dotado de una personalidad, de cualidades racionales y morales que le permiten relacionarse y tener comunión con Dios dentro de un orden espiritual; otorgándole además el “enseñorearse de toda la tierra y sobre todo animal.”(Gen.1:26)
      No obstante y en el uso de su libre albedrío, transgredió el mandamiento que Dios su creador le dio. (Gen.2:16/17) La transgresión de este precepto trajo como consecuencia el pecado, - que en su traducción literal en “fallar,” – introduciéndose por esta causa, la muerte en el hombre y a decir del apóstol Pablo en (Rom. 5:12) como la más triste herencia que nos sobreviene, no como fin natural, sino todo lo contrario, más bien como un fin sobrenatural, puesto que lo natural en el hombre era y es la inmortalidad, por el aliento de vida que en su rostro se le alentó, a diferencia de todo animal creado: “Dios puso eternidad en el corazón de los hombres”(Ecl.3:11)
      Dios había coronado al hombre de gloria y honor, la luz de Dios, por decirlo así, brillaba sobre esta obra de sus manos, pero ya hemos considerado como el hombre se afeó así mismo, borrando la imagen que Dios había impreso de sí mismo en él, perdiendo esa intima relación y armonía trayendo la discordia y la muerte.
      La aparición de Nuestro Señor Jesucristo, mediante su obra redentora de conformidad con el propósito Divino, fue para “quitar nuestro pecado” (1ª.Jn.3:15) que en sí, es la causa de nuestra muerte y viene a rehacer al hombre y a romper las cadenas que le aprisionaban, “y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre; y destruir por medio de su muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es al diablo.” (Heb.2:14/15) Pablo nos dice que”despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz” (Col.2:15)  
      Es evidente que Nuestro Señor Jesucristo había efectuado la purgación de nuestros pecados Heb.1:3, (esto es la liberación de nuestros pecados) quitó la causa de nuestra muerte, restaurando así la vida que habíamos hipotecado o vendido al pecado. Rom. 7:14
      Sacó a luz la vida, la autentica, la eterna, aquella que habíamos perdido por nuestra transgresión, así que, la promesa de la vida se ha hecho real en El, sacándola a la luz por el evangelio, para que todo aquel que crea en El pueda obtenerla, “y yo les doy vida eterna; y no perecerán, jamás ni nadie las arrebatará de mi mano” Jn.10:28
      El carácter de esta vida está relacionada, en su plenitud, con la Gloria de Dios, (Jn.11:40) es decir con la eternidad que no tiene fin; (Jn.11:25/226)  El mismo nos asegura que los suyos no perecerán y promete guardarnos de cualquier enemigo. Jn.10:29, léase también Jn. 17:2/5 y 24
 
      II.- SACO A LUZ, LA INMORTALIDAD
       
        Es bien patente que por el evangelio llegamos a conocer y obtener la vida eterna, desde el mismo momento en que arrepentidos de nuestros pecados aceptamos a nuestro Señor Jesucristo como nuestro salvador personal, por reconocer que su sangre nos limpia de todo pecado; y que esta vida eterna la disfrutamos ya, ahora, - léase 1ª.Jn.5:11/13 y 20. -  Pablo ante esta realidad, manifestaba su deseo de “partir y estar con Cristo” Fil.1:23” “El tiempo de mi partida esta cercano”2ª.Tim.4:6
      Ahora bien, al decir el apóstol que sacó a luz también la inmortalidad (incorruptibilidad), viene a corroborar lo que el Señor Jesús nos dijo por su evangelio, que hay otra vida para justos e injustos, y que Dios no es Dios de muertos, sino de vivos. Léase Luc.20:37/38  Por consiguiente la existencia más allá de la muerte física, aun de los injustos es una realidad Bíblica,  léase Isa.14:9/10 –Ezq. 32:21-32
      El mismo Señor Jesucristo, nos enseña que los no arrepentidos fuera de esta esfera terrenal, llegan a ser conscientes en su lugar de tormento. Luc.16:19/31 – léase en Dan.12:2 y Mat.25:46
      Esta doctrina contenida en la Biblia, nos manifiesta que todas aquellas personas que han confiado en la obra redentora de nuestro Señor Jesucristo, estarán donde El esté; Jn.14:2/3  y que aquellos otros que por su incredulidad y pecado no arrepentido despertaran en un lugar de tormento.
      Porque mi querido amigo, la muerte solo es un momento, es un accidente en la vida que no mejora el carácter ni la condición de nadie; es como una fotografía instantánea, que si te sorprende con la mueca del pecado y la incredulidad, así sale la foto, con la realidad sorprendida.
      Una ilustración de esto la encontramos en 1ª.Co. 15:35/36, la semilla puesta en tierra, “no se vivifica sino muere antes.” Pregunto yo, ¿deja de existir este germen?  de ninguna de las maneras; y si este germen esta emponzoñado por el pecado y la incredulidad; ¿con que cuerpo resucitara.?  Pablo nos dice: “Cual el terrenal, tales también los terrenales; y cual el celestial, tales también los celestiales” (1ª. Co. 15:48). En Lucas 16:28/30, el Señor Jesús nos enseña que la incredulidad y el pecado siguieron al rico hasta el lugar de tormento, siendo allí, el mismo pecador e incrédulo como había vivido en la tierra, esto es; trayendo la imagen de su propia vida terrenal.
      Creo haber dejado, más o menos cloro, que según las Escrituras, en realidad lo que muere es el cuerpo, (grano de trigo o semilla) toda vez que es corruptible y se vuelve polvo, (Gen.3:19) y no el soplo de vida “anima viviente”, pues ésta al morir el cuerpo pasa a la presencia de Dios quien la dio. Ecl.12:7
      Pero la inmortalidad, según las citas leídas, tiene su interpretación y sentido Bíblico en la manifestación de la resurrección corporal de justos e injustos; “ y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad. (1ª.Co.15:52/53)
 
      III. -  LA INMORTALIDAD PARA LA ETERNIDAD
 
        Hemos estado considerando, que la inmortalidad se culminara o manifestara plenamente en la resurrección, cuando los cuerpos mortales, “se vistan de inmortalidad,” lo cual indica una vida gloriosa para la Eternidad, o una existencia eterna de condenación.
      En cuanto a esto último, mi querido amigo, permíteme que te exponga lo que el evangelio saca a luz, para tu conocimiento a fin de que tengas tiempo de reflexionar y tomar tu propia decisión, para vida o para condenación.
      ¡ Dime,¡  ¿Quién como el evangelio o mejor dicho, quién como el Señor Jesucristo, por el evangelio ha sacado a la luz del día la existencia perpetua, esto es, eterna y espantosa del inconverso e incrédulo. ?  El dijo: ”no os maravilléis de esto, porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida más los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación” Jn.5:28/29
      El castigo eterno del diablo, de los hombres inconversos y de los ángeles caídos, es cosa tan claramente enseñada y revelada en el evangelio, como clara es la luz del sol. Pues así como enseña que Dios es eterno, (1ª.Tim. 1:17 y 6:16) así lo es la salvación y la Gloria que por Jesucristo nos es ofrecida; enseña también que la pena será eterna, por cuanto el hombre no muere para siempre, esto es, no deja de existir.
      Es él, quien dijo: “no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir (arruinar) el alma y el cuerpo en el infierno.” (Mat.10:28) Y lejos de poder pensar, como el refrán, “muerto el perro se acabo la rabia,” esto es se acabo todo por haber sido  > destruido, < ya no hay pena ni sufrimiento, es todo lo contrario, porque añade “en el infierno,” y este lugar denota un sitio de eterno sufrimiento y pena. Muy lejos de pensar en acabar del todo una existencia, el verdadero significado de la palabra  > destruir, <  es el de “arruinar,” echar por tierra una cosa o hacerla inútil.
      No hay lugar en la Biblia que pruebe el fin de la existencia de los seres humanos. Isa.66/24 – Mrc.9:44
      Expresiones como “fuego que nunca se apaga” – “e irán al tormento eterno” – “ tinieblas de afuera” – “allí será el lloro y el crujir de dientes;” (Mrc. 9:44 – Mt. 25:41 y 25:46 Luc.13:28 – Mt.22:13) muestran bien a las claras, que la existencia es eterna; aun hay más, si la primera muerte significa dejar de existir, no tendría lugar la Segunda Muerte; (Apoc.2:11) donde el infierno y la muerte serán lanzados en el lago de fuego. Esta es la muerte segunda; Apc.20:14 la muerte para condenación, referida en Jn.5:29, lo cual indica, una existencia de condenación por la separación eterna de Dios y de todo lo bueno. Esto son los que tomaran parte en el segunda muerte citada en Apc.20:11/14-
      “ Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego.” Apc.20:15
      No quiero perder la oportunidad, mi querido amigo, de significarte esta solemne advertencia, donde se indica, cual ha de ser la condición de los incrédulos no inscritos en el libro de la vida; e invitarte a que creas el Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo, aceptándole a él, como a tu único salvador, cuya sangre derramada en el Calvario, nos limpia de todo pecado.
      · Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con el mil años”
                                                                         V. Ibáñez