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miércoles, 9 de mayo de 2012

AGUARDANDO ESPERANZADOS

Lectura. Tito, 2:11 al 15
“Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, enseñándonos que renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente, aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y salvador Jesucristo, quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras,…”

           La porción que hemos leído, trata de poner delante de nosotros la importancia de la esperanza; esperanza que según el apóstol Pablo debemos esperar esperanzados; (este versículo se traduce también así: “Esperando aquella esperanza bienaventurada, y la manifestación gloriosa – ( o en gloria) – del gran Dios y Salvador Jesucristo”.
           En todos los textos de la Sagrada Escritura en que se menciona la palabra “esperanza”, lo hace refiriéndose a bendiciones futuras que nos aguardan a los creyentes y a un constante exhortar para que abunde en nosotros la esperanza, puesto que por ella ejercitamos nuestra fe. (Rom.15:13 – Col. 1:23 – Rom.4:18)
           Así pues, esta esperanza considerada por el apóstol de bienaventurada, dichosa, ha de ser para el creyente de un regocijo interior, de un estado de feliz expectativa – amén de las circunstancias externas que puedan rodearle, nunca comparables con la “Gloria venidera que en nosotros ha de ser manifestada” (Rom.8:18/19)
            La lectura de estos versículos en Tito, pone delante de nosotros, tres puntos de consideración encerrados en estas palabras.

           La manifestación de la Gracia de Dios
           La manifestación de la esperanza bienaventurada
          La manifestación Gloriosa – o en Gloria – del gran Dios y    Salvador Jesucristo.

            I.- La manifestación de la Gracia de Dios. Vrs.11.

           El apóstol Pablo en este vers. 11, remarca enfáticamente que, la gracia de Dios que trae salvación a todos los hombres – Ya se manifestó – hecho real; mientras que la manifestación de la esperanza bienaventurada y la manifestación en gloria del gran Dios y Salvación Jesucristo se manifestará – algo por venir – entre tanto la gracia de Dios, ya manifestada, nos disciplina y nos prepara para saber vivir esperando (aguardando) esperanzados.   
           Ahora Pablo afirma que la gracia de Dios “se manifestó” señala la realidad como un hecho histórico acontecido trayendo salvación. Ya sabemos que la gracia divina es el favor de Dios, es el impulso de su amor hacia el hombre que nada ha merecido; pero la gracia divina es mucho más que una mera benignidad. La gracia es aquí, una persona; como en Juan 1:14, es la palabra hecha carne, una persona llena de gracia y de verdad.
           La manifestación de la gracia comenzó con el hecho histórico de la encarnación de Cristo, incluyendo su vida, su pasión, muerte y resurrección.
            Lo que da a la gracia este valor, es que   el Dios Salvador en la persona de Cristo ha aparecido en la historia del hombre, para aportarle ó traerle la salvación; este es el valor de la gracia manifestada que viene de Dios, es su DON. (Jn.3:16 – Ef.3:7/8 )
           Pablo remarca el carácter absoluto al decirnos que esta gracia “trae” – salvación , algo actual inmutable, esto es, que no puede revocarse y que ha aparecido a todos los hombres indicándonos así la dimensión Universal en donde nadie queda excluido. Todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna. (Jn.3:16 –Hbr.7:25)
            Para nosotros creyentes en esa obra de gracia, la salvación no es solamente el perdón de los pecados que hayamos cometido; - diré, que la inmensa mayoría de creyentes anuncian y se quedan parados en esta sola verdad y pasan su vida sin haber conocido las inmensas verdades y realidades que esa gracia salvadora nos ha proporcionado.-
            Estas verdades consisten, entre otras, de la liberación del pecado, Rom.6:18, de su ley y de la muerte, Rom.8:2; es la liberación de la raíz que hay en nosotros, la carne –el cuerpo de pecado – el viejo hombre con todos sus malos frutos. Rom.6:6. Pero hay más, esta liberación del pecado en sus consecuencias, pasadas, presentes y futuras, es sin duda transformada en frutos de santidad y en la introducción del creyente en la misma presencia de Dios. Rom.6:22 – Jn.14:2)
            No obstante el apóstol nos declara una nueva faceta de la gracia de Dios, que es la enseñanza. El creyente que se ha beneficiado de la salvación, tiene ahora en la gracia manifestada un maestro que le enseña, le educa y a la vez le capacita, en cuanto al pasado, presente y porvenir. En cuanto al pasado: a renunciar a la impiedad y a los deseos mundanos: En cuanto al presente; a vivir este siglo (o tiempo) templada, justa y piamente. Y en cuanto al porvenir; a esperar aquella esperanza bienaventurada, y la manifestación gloriosa o (en gloria) de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo.
        No cabe duda que el versículo 12 es un compendio de instrucciones que deben caracterizas la vida práctica de todos y cada uno de los creyentes, y que Pablo ha venido exhortando en los versículos anteriores de este cap.2, al conjunto de creyentes compuestos por los hombres y mujeres ancianos y los hombres y mujeres jóvenes; se extendía a todos, no importa su situación social, mancebos y esclavos, puesto que a todos alcanzó la salvación.
          “ Enseñándonos,” esta palabra tiene un gran significado en cuanto a su objetivo propuesto bien clarificado en los conceptos, renunciando y vivamos, así pues, podemos decir que tiene la fuerza de instruirnos y disciplinarnos en el carácter y en la conducta en cuanto a nosotros mismos, nuestro prójimo y hacia Dios, toda vez que, el propósito de este proceso educativo como resumen de las demandas éticas en la vida cotidiana de los creyentes nos lleva a lo que ha de ser el objeto real de nuestra verdadera posición o situación aquí, ahora y siempre, “ esperando aquella esperanza bienaventurada.”
             II.- La manifestación de la esperanza bienaventurada. – vrs.13
            La iglesia primitiva pensaba muchísimo más en la venida de Jesucristo que en su muerte; el mismo Señor en la institución de la cena o partimiento del pan dijo: “No beberé más del fruto de la vid hasta que el reino de Dios venga” Lc.22:18 y el mismo apóstol Pablo dejo dicho “todas las veces…. la muerte del Señor anunciáis hasta que venga” 1ª. Cor.11:26
             Para ellos, - la esperanza bienaventurada – no era tanto un tiempo de descanso de los padecimientos como prueba actual, nada comparable con la gloria venidera, sino más bien el ser arrebatados en el aire para ir al encuentro del Señor.
            Esta es la verdadera "esperanza" a la que se refiere aquí el apóstol, ya que existe una diferencia substancial entre la presencia y la aparición de nuestro Señor Jesucristo: La primera se refiere a su venida por sus santos (Arrebatamiento ó Parousia) para recibir al Señor en el aire, (en las nubes) y la segunda con sus santos en  una aparición personal y visible, (Revelación ó Epifanía) exactamente igual como en su nacimiento, que será la manifestación gloriosa o en gloria del gran Dios y Salvador Jesucristo, vrs.13, “cuando todo ojo le vera y los que le crucificaron” (apc.1:7)
            Sin duda alguna Pablo remarca que es una esperanza bienaventurada, porque será un acontecimiento que ha de eclipsar a cualquier otro y al que la iglesia debe esperar y anhelar ardientemente, diciéndonos: “Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. Por lo tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras.”
            Nos preguntamos a nosotros mismos, ¿Cómo pues vivimos una doctrina tan consoladora y llena de estimulo?. La gracia nos enseña a renunciar, a vivir y a esperar; ¿ es así como vivimos?.
           ¿Quién no ha oído en algún entierro decir a alguien?, “Dios le tenga en su gloria y que nos aguarde o espere por muchos años; ¿es esto vivir esperanzados?. – Alguien escribió estas palabras, – “ demasiado baja edifica su casa, quién la edifica debajo de las estrellas”
            A pesar que es una de las doctrinas de suma preeminencia en las Escrituras, me temo que no ha arraigado lo suficiente en nuestro corazón. Se dice, que de cada 30 versículos de la Biblia uno menciona esta doctrina. Por cada vez que se menciona la primera venida, se menciona ocho veces la segunda. En 216 capítulos se hace referencia a ella 318 veces, a ella se le han dedicado libros casi íntegros, como 1ª y 2ª de Tesalonicenses y capítulos enteros como Mateo 24, Marcos 13, Lucas 21, por ejemplo.
             Es el tema de los profetas del Antiguo Testamento, aunque a veces mezclen las dos venidas naturalmente, pero la doctrina esta allí. – 1ª Pdr.1:10/11 “Los profetas que profetizaron de la gracia destinada a vosotros, inquirieron y diligentemente indagaron acerca de esta salvación, escudriñando qué persona y qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, el cual anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo, y las glorias que vendrán tras ellos” Y en cuanto a esta primera parte de la manifestación de la esperanza bienaventurada, esto es, el arrebatamiento, el día y la hora nadie lo sabe, (Marc. 13:32 pero quisiera afirmar sin duda alguna, que no hay nada que impida este acontecimiento, es decir, la presencia en las nubes de nuestro Señor y Salvador Jesucristo para tomar a su propio pueblo así mismo.
          La manifestación gloriosa o en gloria, es decir, la revelación –aparición- ó Epifanía (personal y visible) tendrá lugar en otro tiempo más lejano. Ahora estamos expectantes para ver brillar en el firmamento –pronto- la Estrella de la mañana; después saldrá el sol de justicia que eclipsará con su gloria la gloria del sol que ahora nos alumbra.
         III.- La manifestación gloriosa ó en gloria del gran Dios y Salvador Jesucristo. Vrs. 13

         Pablo está pensando en el retorno del Señor en gloria, en una presencia física cuya gloria no fue reconocida ni tenida en cuenta por el Mundo, y nos dice en el vrs. 11, que su primera venida ( personal y visible) fue en gracia; aquí en la futura manifestación lo será en gloria; y el Mundo lo lamentara y se herirá el pecho cuando le vea venir en las nubes del cielo, léase, Apc.1:7 - Dan.7:13/14, con sus santos, porque si cuando vino en Gracia, fue para bendición y salvación, ahora será para juicio sin misericordia.
            En su primer advenimiento las pretensiones de Cristo en cuanto a su Deidad, fueron rechazadas por sus enemigos y fueron la causa de su condenación; pero sus pretensiones serán vindicadas cuando él vuelva en plena gloria con sus santos aquí en la tierra, aquel día se manifestará en gloria habiendo consumado nuestra eterna redención.
             Pablo vincula esta afirmación de su fe en la segunda venida, con la obra redentora de Cristo; el cual se dio a sí mismo por nosotros. Vrs.14 ¡ He aquí donde le ha conducido su amor.¡ No solamente es verdad que Dios ha dado a su Hijo unigénito y le ha entregado por todos nosotros, sino que él mismo Señor Jesús, se ha dado íntegramente por todos nosotros, y el propósito de esa entrega, es redimirnos de toda iniquidad, resultando que nos ha adquirido para siempre por la redención de nuestros pecados.
           ¿Tenemos suficiente conciencia de que la finalidad de Cristo al morir para expiar nuestros pecados, fue para separarnos de toda iniquidad, debiendo realizar nosotros este propósito en toda nuestra conducta.? El quiere un pueblo para sí, purificado, limpio y celoso de buenas obras, o de buen obrar.    Esto habla y exhorta                   
                                                                              V.Ibáñez

¿ Quisieras, buen hermano, que El viniera hoy. ?
¿ Puedes decir con gozo ¡Sí..! que aguardando estoy?
¡ Feliz, y bien dichoso el que le espera hoy. ¡