EL HIJO
PRÓDIGO
Y SU ARREPENTIMIENTO
Lectura. Lucas. 15:11/32
La exposición del porqué de esta
parábola, se halla en gran parte, en las circunstancias que la originaron y
como clara respuesta a las quejas de aquellos murmuradores, por la familiaridad
de Nuestro Señor Jesucristo, hacia los pecadores, (versículos, 1/3 de este
capitulo 15)
Pero hay más, por medio de esta
parábola, revela la gran benevolencia y disposición de Dios, para con la débil
y frágil naturaleza humana, declarándoles la inmensa misericordia y
alegría a la vez, que inunda el corazón
del Padre, cuando un pecador viene a El arrepentido, diciéndonos: “Hay gozo delante de los ángeles de Dios por
un pecador que se arrepiente;” (vers.7 y 10) frase que hace de enlace entre
las tres parábolas que encierra este capitulo.
El Señor Jesucristo les propuso esta
parábola, que no es más que, una narración humana que inculca una lección
espiritual por medio de la ilustración; siendo en este caso la necesidad del
arrepentimiento: amen de que encierre otras doctrinas fundamentales.
La primera figura que se nos
presenta en esta magnifica parábola, es la de un hombre que sigue las
inclinaciones naturales de su corazón.
Este hijo menor representa bien a las claras, lo que
es la naturaleza humana; es la imagen de todo hombre o mujer, en su estado
natural que da la espalda a su Creador, para disfrutar de todos y cuantos
bienes que de El ha recibido; lejos de su Creador en el país alejado que
es el Mundo.
En ella se refleja el principio de rebeldía que hubo
en nuestros primeros padres, allá en el huerto del Edén, y nos presenta un
cuadro sumamente triste de lo que es la historia de la raza humana: El hombre estaba creado
para depender de su creador y Dios, y hacer su voluntad; pero un acto
deliberado de egoísmo, como el del hijo pródigo, le llevo a desobedecer su
precepto hundiéndose en las consecuencias de su propio proceder, y como del
árbol caído, todos hacen leña, hicieron presa en él: La desvergüenza, la blasfemia, la corrupción,
las discordias y todo cuanto conocemos por el nombre de pecado, que no es mas
ni menos, que todo movimiento de la voluntad
del hombre en contra de la voluntad de Dios.
LAS CONSECUENCIAS DEL PECADO
No cabe duda que aquí tenemos una clara definición de
lo que tan bien es el pecado, manifestándose en el deseo EGOISTA de recibir del
padre todo lo que puede, porque piensa exclusivamente en sus propios intereses,
deseos y ambiciones.
Es ORGULLOSO, porque desobedeciendo los buenos
consejos recibidos de su padre, cree que puede dirigir su vida mejor que él, y
vuelve las espaldas deliberadamente al hogar, demostrando en ello su ingratitud
al amor y cuidados que una y otra vez le prodigaba su padre: En suma, quiere
independizarse para poder hacer su propia voluntad, y no depender de la tutela del padre.
Pronto las consecuencias de su pecado empezó a sufrir, pues creyéndose libre e
independiente se hallaba esclavo de sus propios deseos y pasiones, dependiendo
enteramente de su dinero y viviendo una vida disoluta, “perdidamente” hasta que la parte de la hacienda se hubo
malgastado, viéndose arruinado y sin consuelo de los amigos; que lo eran mas de
su dinero que de él. Y es que el vicio no es previsor, no mide las consecuencias antes de tomar una decisión. Nadie que se encuentre
en un estado como el de este hijo pródigo, no podrá decir que no fue por un
acto deliberado y propio de su voluntad. (vrs.12/13) Como lo fue también, un
acto deliberado de su voluntad, el arrepentimiento y su confesión ante el
padre. (vrs.21/22
CONCEPTOS ERRONEOS DEL ARREPENTIMIENTO.
En primer lugar diré, que el arrepentimiento no es un
sentimiento de TEMOR; muchas personas
están confundidas en esto, porque creen que deben sentirse alarmados y
amedrentados y están aguardando que les sobrevenga y se apodere de ellos alguna
especie de temor; pero lo cierto es que hay muchas personas que se espantan sin
arrepentirse.
Quien no ha oído en alguna ocasión de personas que han
estado, expuestas a peligros o han estado en el mar durante alguna terrible
tormenta o tempestad; hombres o mujeres acaso muy impíos, pero que viendo el
peligro principian a clamar, pidiendo a Dios misericordia; sin embargo no se
puede decir que estén arrepentidos, porque pasada la tempestad, vuelven a ser
los mismos hombres y mujeres pecadores y tal vez blasfemos como antes.
NO ES SENTIMIENTO
Alguien puede estar esperando cierta sensación,
quisieran arrepentirse, pero piensan que no deben hacerlo hasta que sientan algo
extraño. Visitad una prisión, apenas encontrareis allí un hombre o mujer que no
se sienta desdichado e infeliz; allí no faltan sentimientos e incluso los
primeros días los pasan llorando, pero cuando les ponen en libertad, vuelven a
ser ellos mismos y muchos de ellos suelen volver a la mala vida; la verdad es
que se sienten desdichados por haberles prendido, eso es todo.
NO ES CONVICCION DE PECADO
Hay personas bajo tan profunda convicción de
pecado, que no les es posible dormir ni
comer a gusto y sin embargo no se arrepienten.
La convicción de pecado de Adán, le hizo esconderse de Dios su creador.
La convicción de pecado de Judas, le llevó a ahorcarse. Muchos hombres ahogan
la voz de su conciencia o convicción, escondiéndose tras los placeres de este
Mundo, por temor a enfrentarse a la realidad de las cosas.
La convicción de pecado de los que trajeron ante
Jesucristo, a la mujer por haber adulterado, les impidió tirar, ni siquiera la
primera piedra.
ENTONCES QUE ES EL ARREPENTIMIENTO ?
Dije que el gran tema de esta
parábola es el arrepentimiento, - y quiero añadir,- y la conversión.
Me dirás, amable lector, ¿el
arrepentimiento y la conversión, no son una misma cosa ? . Según esta narración y otros textos que
encontramos en el Nuevo Testamento, tiene distintas acciones o actos; (cito el discurso del apóstol Pedro en el
pórtico de Salomón en Jerusalén , Hch.3:19, “así
que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados;” pues
hay tanta diferencia entre el arrepentimiento y la conversión, como el estado
del hijo pródigo, “al volver en sí” y
“al
volver al Padre.”
El hombre y la mujer, no estará dispuesto a creer y
recibir los beneficios de la misericordia de Dios; a menos que esté dispuesto a
arrepentirse de sus pecados y apartarse de ellos. El arrepentimiento es un
cambio de mente hacia Dios, que conduce al juicio de uno mismo y de sus propios
actos, y esto es lo que ilustra esta parábola, vrs.17. “ Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen
abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre!.
Apreciamos que hace un juicio de si mismo, y de su estado
en que se encuentra a causa de sus desafortunados actos. Ahora bien, este hijo que malgasto su hacienda perdidamente en su reflexión, nos aclara lo que es el arrepentimiento y
también la conversión; en la acción que toma la actitud de la mente, y en poner
en práctica el levantarse e ir a su
padre confesando su desdichado estado
Nuestro Señor
Jesucristo nos esta revelando el corazón misericordioso de Dios, con el fin de
inspirarnos a nosotros pecadores, confianza para acercarnos a El, y al hacerlo
así, descubrimos, a un padre amante
oteando el horizonte esperando la vuelta de su hijo con los brazos abiertos.
La lección mi
querido lector es clara: durante mucho tiempo, como este hijo, hemos estando
viviendo la vida a nuestro antojo, olvidándonos por completo de nuestro Dios y
Creador; por la lectura llegamos a saber que, El, no nos ha olvidado y que esta
en el camino contemplando el horizonte, por ver si un hijo como tu y como yo,
volvemos a él arrepentidos, para que nos haga como a uno de sus jornaleros; que
no es más que el hacer su voluntad.
Pregunto, ¿ acaso amó el Señor a los pecadores para que siguieran practicando el pecado,? ¿ No fue para que andemos en una Novedad de Vida.?
Un himno dice
así:
Tal
como soy, sin esperar siquiera a borrar ni una mancha de mi seno, a ti, que
todas borras con tu sangre, ¡Oh Cordero de Dios! Acudo, vengo. Amen.
V.Ibáñez
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