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sábado, 17 de octubre de 2015

LA SANTIFICACIÓN

                             LA  SANTIFICACIÓN    
                                             Hebreos 10:10
En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre.”

INTRODUCCIÓN:
                               Permitirme que os exponga hoy un tema de suma importancia, para conocimiento y enriquecimiento de nuestras vidas cristianas              según las Escrituras; y que por su importancia y comprometido que resulta ser; algunos lo evaden con sarcasmo y desdén por ignorar o querer ignorar lo que ellas mismas nos revelan sobre el particular.
                               Me refiero concretamente a la Doctrina de la Santificación; doctrina que no debe ser considerada de esa forma ni tratarla con indiferencia; ya que es la razón de nuestro SER.  Por lo mismo, no me mueve al tratar este tema, el desacreditar a nadie ni hacer de ello ídolo o bandera que pueda destronar a Cristo; pues como dice Pablo: “a fin de que nadie se jacte en su presencia. Más por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención; para que, como está escrito: El que se gloría, gloríese en el Señor.” (1ª.Cor.1:29/31)
                               Las Sagradas Escrituras nos revelan lo que somos, la posición en que nos ha colocado y el carácter que Dios imprime en todo creyente mediante Cristo: “por cuya voluntad somos santificados por la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre.”  Pedro en su 1ª. Epístola, cap.1:2, nos dice que hemos sido “elegidos de Dios Padre en santificación, y en cap.2:9, nos dice que somos: “linaje escogido, real sacerdocio, nación (gente) santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciemos las virtudes de aquel que nos llamó de las tinieblas a su luz admirable.”
                               El Santoral Católico-Romano, hace santos ó santifica a los muertos; Dios mediante la obra Redentora de Nuestro Señor Jesucristo, hace Santos ó santifica a los vivos de entre los muertos en sus delitos y pecados que aceptan o han aceptado a Cristo como Señor y Salvador, haciéndonos nacer de nuevo por el Espíritu e imprimiendo en nosotros una nueva naturaleza e identidad.
I.- CONCEPTOS ERRÓNEOS DE LA SANTIFICACIÓN
                Algunos tienen un concepto erróneo de lo que es la Santificación, y creen explicar, que es algo que el creyente debe realizar para la limpieza de la naturaleza caída innata en el hombre, y que la erradicación por sí mismo de esa raíz o tendencia pecaminosa es la santificación. Esto es, como si esa virtud dependiera del buen hacer del creyente, como para santificarse por sí mismo y por sus obras, sin realizarse en él mismo obra de Gracia alguna.
                No, mis queridos amigos y hermanos, nadie por su virtud o piedad pueden ejercitar esa limpieza interior, haciendo santo lo que antes era contaminado y vil. (Léase, Hbr.1:3,- 9:14 –Tit.2:14 -1ª.Pdr.2:9/10)  Pablo nos recuerda que “librados del pecado y hechos siervos de Dios, tenemos por nuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna;” Rom.6:22  y seguidamente en el cap.7 de Romanos, el apóstol aborda la santificación mediante la muerte a las obras de la Ley.  Porque la santificación es un fruto de la nueva naturaleza adquirida al haber nacido del Espíritu a fin de que anduviéramos en ella. Rom.6:4.
II.- SIGNIFICADO DE LA SANTIFICACIÓN
                El significado de la palabra “santificación,” según la encontramos en las Escrituras es; “separación,” esto es, (poner aparte) y tiene la misma significación ó raíz de sentido, tanto en Griego, como en el Hebreo.
                La primera vez que en las Escrituras hallamos esta palabra, es en Génesis 2:3 en relación con la institución primitiva del sábado: “Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó…  Es pues evidente que sucediendo esto, como sucedió antes de haber entrado el pecado en el Mundo; es imposible a todas luces que pueda relacionarse de modo alguno a pensamiento o idea alguna de limpieza de la naturaleza caída.
                ¡Oh, no os acordáis lo que dijo el Señor Jesús en el acto del lavamiento de los pies a sus discípulos!  “El que está lavado, no necesita sino lavarse los pies, pues está todo limpio; y vosotros limpios estáis.” Jn.13:10   Simplemente Dios puso aparte ó separo ese día de los demás, como día especial para él gozando de un reposo.
                Por la misma razón leemos en las Escrituras; de objetos, lugares y personas, santificadas; es decir, puestos   aparte ó separados como pertenecientes a Dios de un modo especial y para su servicio. (Léase, Exd.13:2 – 19:22/23 – 40:10/11 – Lev.8:30)
III.- LA SANTIFICACIÓN ES OBRA DEL TRINO DIOS
                La santificación es una obra y propósito del Dios Trino que mediante la obra redentora de nuestro Señor Jesucristo a nuestro favor, el creyente que acepta y se apropia esa obra de redención, viene a ser hecho hijo de Dios, engendrado por voluntad de Dios (Jn.1:12/13 y la voluntad de Dios es nuestra santificación 1ª.Tesl.4:3, así que el creyente que ha nacido de nuevo es colocado en una posición de “separación”  con el propósito de que fuésemos hechos conforme a la imagen de su Hijo. Rom.8:29
                Así leemos que somos santificados en Dios,” pues la voluntad de Dios es vuestra santificación 1ª.Tesl.4:3 y el mismo Dios de paz os santifique” 1ª.Tesl.5:23 “nos escogió… para que fuésemos santos” Efe.1:4 “a los llamados, santificados en Dios Padre”  -Jud.1
                Mediante el sacrificio de Nuestro Señor Jesucristo, somos santificados: “Cristo amó a la iglesia y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla” Efe.5:25/26- “En Cristo nos ha sido hecho por Dios, santificación· 1ª, Cor.1:30 –“santifica a los santificados, por la ofrenda de su cuerpo” Hbr.10:10 – “Por lo cual también Jesús, santifica a su pueblo, mediante su propia sangre.” Hbr.13:12
                Además de esto, la obra del Espíritu Santo nos conduce a que sea una realidad, lo que ya somos en la mente y propósito de Dios: “elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu” 1ª.Pdr.1:2 – “ya habéis sido santificados...por el Espíritu de nuestro Dios” 1ª.Cor.6:11 – “escogidos para salvación, mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad” 2ª.Tesl.2:13 – “para que los gentiles le sean ofrenda agradables, santificada por el Espíritu Santo” Rom.15:16
                Otro aspecto de la santificación del Espíritu es por la fe en la verdad, o sea, la verdad de Dios revelada en su palabra por el Espíritu Santo. –“Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad… que también ellos sean santificados en la verdad” Jn.17:17-19 –“santifícalos, en el lavamiento del agua por la palabra” Efe.5:26
                Por lo anteriormente expuesto, hemos podido transcribir, lo que revela la Santa Escritura en cuanto a nuestra santificación; es una obra en la que interviene la Santísima Trinidad en el creyente, realizándola desde su interior, Efe.3:16 y afectando, su espíritu, alma y cuerpo. 1ª.Tes.5:23  Por consiguiente no puede ser obra alguna humana; pero deberíamos ser conscientes y ponderar la posición en que hemos sido colocados ante los ojos de Dios, para que independientemente de nuestras caídas, frialdades. alejamientos ó desconocimiento, (que no deberíamos justificar, sino más bien confesar) “sean afirmados nuestros corazones, irreprensibles en santidad delante de Dios nuestro Padre. 1ª.Tes.3:13
IV.-  REALIZACIÓN PRÁCTICA Y TESTIMONIAL DEL CREYENTE
                Hemos estando considerando esta doctrina, en sus aspectos de significación y como obra Divina en donde el creyente es colocado por voluntad de Dios y ante él en una posición de santificado ó separado.
                Es importante reconocer esta doctrina como idea ó plan primario y fundamental, en el sentido de separación, porque así vemos bajo esta aspecto que no hay diferencia entre un cristiano u otro, sea joven ó anciano más experimentado. La diferencia vendrá marcada en cómo se traduce esta realidad en nuestra experiencia y vida cotidiana, en el sentido de adelanto ó progreso, (y nunca justificando un pobre y débil testimonio en detrimento de otros; esto ocasionaría un grave daño moral, nunca justificado por las Escrituras.)
                Las enseñanzas del apóstol Pablo a los Corintios, no tenían otro propósito que este; el declararles que como  “santificados en Cristo” 1ª.Cort.1:2 tenían un bajo concepto de la responsabilidad en cuanto a la realización ó manifestación de esta verdad; no podía hablarles “como a espirituales, sino como a carnales,” pues parecían ignorar que  “eran templo de Dios y que su Espíritu moraba en ellos” 1ª.Cort.3:16  de ahí esta severa advertencia: “ si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él.” 1ª.Cort.3:17
                Una cosa es el privilegio de nuestra posición ante Dios y lo que en realidad somos ante sus ojos, y la otra la manifestación de esta verdad en una vida separada de las apetencias mundanas y la responsabilidad en preservarla.
                Toda la revelación de Dios en las escrituras, es tendente a concienciarnos de nuestro privilegio y a que seamos coherentes con él en nuestra manifestación ó realización; “nos eligió para obedecer,” “nos escogió para que fuésemos santos y sin mancha,”  “para que fuésemos hechos conforme a la imagen de su Hijo,”  “para participar de su santidad,”  “para que sigamos la santidad sin la cual ninguno vera al Señor,” “para santificar a Dios en nuestros corazones,” “ para que seamos santos como él es Santo.
                No debemos olvidar que la santificación Divina, la separación hecha por Dios, es obra destinada a una realización testimonial y de uso práctico en todo creyente, así nos lo dice el apóstol Pablo; “será instrumento para honra, santificado, útil al Señor, y dispuesto para toda buena obra.”  Y deberíamos comprenderlo así:   El hecho Divino, nuestra santificación; y la actitud testimonial del creyente nuestra consagración ó dedicación a ese hecho Divino“Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo”  2ª.Tim.2:19, “ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia.”  Rom.6:13-19
V.-  ACCIÓN PROGRESIVA DEL CREYENTE
                El hecho fundamental de nuestra separación ó santificación, tendrá una respuesta progresiva y positiva en el creyente, en la medida del grado de desarrollo de su fe mediante la lectura y la aceptación de su verdad revelada; algo así indica las palabras de Cristo. “santifícalos en tu verdad, tu palabra es verdad.” Juan 17:17  Porque el corazón y así mismo nuestra vida, deben recibir de su revelación, la virtud y la fuerza necesaria para el progreso de nuestra separación en una realidad vivible y constante.
                Por supuesto que como la luz de la aurora va en aumento progresivo, la vida de cada creyente en su carácter peculiar que en él ha sido impreso por el nuevo nacimiento ó regeneración; ha de ir acrecentándose para resplandecer como luminares en el mundo a Gloria de Dios, reteniendo la palabra de vida. Fil.2:15/16  Y en este empeño de progresar, disponemos de una valiosa ayuda y colaboración Divina a nuestro favor; cuando por voluntad propia y en el ejercicio de nuestra fe, solicitamos de aquel que nos dejo dicho: “No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé.”  Juan 15:16  Es evidente que necesitamos la ayuda necesaria que supla nuestra debilidad natural de la carne: “si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye….1ª.Juan 5:14/15   ¡Nos damos cuenta de esto! “Todas las peticiones conforme a su voluntad”   la voluntad de Dios es nuestra santificación, nuestro apartamiento de todo aquello que no sea inherente a la nueva naturaleza adquirida por el nacer del Espíritu.
                En esta tarea ha de estar dedicado todo creyente, es parte de nuestra contribución a fin de que sea una realidad el progreso en la Santidad; “considerándonos muertos al pecado, pero vivos para Dios, al objeto de que no reine el pecado en nosotros. Rom.6:11/12  
                Mis queridos y pacientes lectores, este proceso activo, progresivo de nuestra santificación, dependerá en mucho de nuestra clara comprensión y reconocimiento de estos dos hechos fundamentales: Que Dios nos ha separado para sí como una propiedad suya para su completa posesión y uso testimonial constante; y luego de nuestro sincero reconocimiento y plena realización actual y constante de esta gran verdad, entregándonos en espíritu, alma y cuerpo para que él mismo obre en nosotros, el querer como el hacer, por su buena voluntad. Fil.2:13
                “Y el Dios de paz que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran pastor de las ovejas, por la sangre del pacto eterno, os haga aptos en toda obra buena para que hagáis su voluntad, haciendo él en vosotros lo que es agradable delante de él por Jesucristo; al cual sea la gloria por los siglos de los siglos. Amen (Hebreos. 13:20/21)  
                                                                              V. Ibáñez                  
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vicdenteibanezsaez@hotmail.com


miércoles, 8 de julio de 2015

¡HOMBRE DE POCA FE!

                               ¡HOMBRE DE POCA FE!....
                Lecturas. Mat.14:22/32  -  Marc.6:45/52  -  Juan. 6:15/21
                                                    Texto. Mat.14:31
            Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él y le dijo:
                      ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?        

                               La lectura de estas porciones contiene en sí, la narración del acontecimiento milagroso de Nuestro Señor Jesucristo andando sobre el mar. Y en la narración de tal prodigio, los evangelistas Mateo, Marcos y Juan, complementan contando los hechos y todo cuanto aconteció, sin omitir detalle alguno.
                        Este acontecimiento sucede pocas horas después del milagro de la multiplicación de los cinco panes y dos peces, que dio de comer a cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los niños (Mat.14:21)
                        Mateo y Marcos, nos relatan que el Señor Jesús, mando a sus discípulos subir a la barca con el fin de que fuesen delante de él hasta la otra ribera, entretanto despedía a la multitud que querían hacerlo rey; según el relato de Juan, ya estaba oscureciendo el día cuando el Señor subió al monte a orar, sorprendiéndole la noche, allí solo.
                        Juan da aquí dos detalles que nos revelan la ansiedad y temor con que realizaban el viaje los discípulos; la oscuridad de la noche y la falta de la compañía del Maestro. (Jn.6:17)  Mateo, 14:24 acentúa esta congoja diciendo: “la barca estaba en medio del mar, azotada por las olas;
Marcos añade: y él solo en tierra.”
                        Los evangelistas relatan que los vientos les eran contrarios; esto explica la fatiga y la zozobra que pasaron desde que embarcaron al oscurecer hasta La cuarta vigilia ( de tres a seis, hora de la mañana)
                        I.-  JESÚS ANDA SOBRE EL MAR
                               Marcos dice que: cerca de la cuarta vigilia y viéndoles remar, el Señor viene a ellos andando sobre el mar y observan, que su intención era el adelantarles, esto es, dejándolos atrás. Es de notar este detalle, porque ven al Señor aproximarse a ellos, pero no de frente, sino en ademan de pasar de largo por un lado de la barca; aquí entra el pánico, se turban, le ven acercarse y creen ver un fantasma; gritan se desesperan y es el Señor quién les dice con su voz reconocida. “¡Tened ánimo; yo soy, no temáis”!
                        Las palabras del Señor Jesús obran lo que expresan, prueba de ello lo fue el ánimo de Pedro quien dice: “Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas,”  el Señor le respondió; “Ven”  y Pedro anduvo un trecho sobre las aguas, pero el fuerte viento que azotaba y violentaba las olas, surtió sus efectos y volvió el pánico y tuvo miedo.
                        ¡Que hombre, con todos sus defectos y cualidades humanas, no ha pasado por alguna experiencia como esta en la vida¡  ¿Quién no ha recibido o recibe en esta vida, los embates de fuerte viento azotándole en su cuerpo en forma de prueba, por falta de salud, trabajo o soportando tribulación de diversas formas y maneras hasta el punto de debilitar nuestra fe?
                        Y en esta nuestra debilidad, que por las vicisitudes naturales de la vida padecemos; experimentamos la oportunidad del obrar del Señor a nuestro favor, cuando conscientes de nuestra situación, gritamos como Pedro: ¡Señor sálvame! La mano del Señor esta cerca para cogernos y ponernos en lugar seguro. Aquí mis queridos lectores podíamos muy bien oír las palabras de salmista: “No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento”(Sal.23:4)
                        II. - ¡HOMBRE DE POCA FE!
                               No es la primera vez que el Señor pronuncia estas palabras en relación a sus discípulos; (Mat.8:26 – 14:31 – Luc.12:28)  pues nadie como el Señor Jesús conoce nuestra condición: “se acuerda de que somos polvo” (Sal.103:14) y que heredamos las consecuencias de la transgresión;
trastornando y debilitando nuestra carne y mente, haciendo presa en nosotros todo suerte de dudas y temores.
                        Jesús era consciente de todo esto y se admira de la poca fe, que hizo caminar un trecho sobre el mar a Pedro; y notemos que el Señor le dice: ¡hombre de poca fe!  No le dice: de ninguna fe, sino de poca fe, pues él sabe que la fe es un proceso de continuo crecimiento, según la medida del conocimiento que de su persona y palabra tengamos.
                        Buena lección sobre esto, son los casos en que el Señor delante de sus discípulos, alaba la fe de: la mujer cananea (Mat.15:28) la del Centurión en Capernaum (Mat.8:10)  y en otras tantas situaciones el Señor pudo enseñar con sus milagros la importancia y el valor de la fe, que por muy pequeña que sea, no llega al tamaño del grano de mostaza: y con esto parece contentarse, al decir:  ·Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu Señor” (Mat.25:23)
                        “Hay una fe que es débil, pero que sin embargo es verdadera; y aunque sea débil, por el hecho de ser verdadera, Cristo no la rechazará” (Richard Ward)
                        “Debemos distinguir entre una fe débil y una falta de fe. Una fe débil es una fe verdadera. La caña cascada es débil, pero aún siendo débil Cristo no la romperá. Aunque tu fe sea débil, no te desanimes. Una fe débil puede recibir a un Cristo fuerte”(Thomas Waston)   Cristo puede sacarnos de las aguas tempestuosas, aunque sea una cruz, nuestra única luz, mi asiduo lector.
                        ¡ Cuantos hay que en su leal entender y saber, tienen como referencia; la cruz como única claridad que irradia salvación y perdón¡ El ladrón en la cruz junto a Jesús, no alcanzó un grado elevado de fe; sin embargo al ejercitar su débil fe, recibió respuesta de salvación.
                        III. - ¿POR QUÉ DUDASTE?
                               Pedro inicio sus primeros pasos sobre el mar, queriendo confiar en aquel “Ven” pronunciado por el Señor Jesús; pero dudó y este fue su reproche:¿Por qué dudaste? Esto es Pedro; ¿por qué dudaste de mí? No cabe duda que nos debilitamos en la fe, a medida que cuestionamos la palabra del Señor.
                        Mis queridos y pacientes lectores, la duda es una mala compañera para el creyente, en cualquier condición y circunstancias de nuestra vida; nuestro corazón puede ser enfriado y debilitado a causa del medio en que podamos encontrarnos;  es algo que nos acompaña en nuestra vida como creyentes, puesto que Judas el Apóstol, nos exhorta de esta forma: A algunos que dudan, convencedlos. No olvidemos que con respecto a la “duda” en la Escritura encontramos advertencias significativas para nuestra reflexión; el mismo Señor Jesucristo, fija la atención en la ineficacia de la fe; si “dudaremos en nuestro corazón” (Marc.11:23)  Santiago en su epístola, cap.1:6/7 dice: “Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor.”
                        Bienaventurados seremos si reconocemos nuestra falta de fuerzas; pues aun nuestra poca fe,” arrancara de nosotros aunque angustioso un grito de fe, como Pedro: ¡Señor sálvame!  Pasaremos por momentos difíciles de prueba, que sin duda Dios permitirá en sus designios, pero aun así serán para nuestra salvación y santificación. En nuestra travesía por la vida, El Señor no nos prometió que estuviéramos exentos de pruebas i dificultades; pero sí nos ha prometió una llegada feliz.
                        Dios de amor, tu gracia basta
                        Y no debo desconfiar;
                        Tus promesas nunca faltan,
                        Ni jamás me dejarás.         (Enrique Turrall)

Comentarios a:                                                                       V. Ibáñez
vicenteibanezsaez@hotmail.com                               
                         
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viernes, 1 de mayo de 2015

GOZO CUMPLIDO


                                       GOZO CUMPLIDO 
                                  Breve reflexión sobre:
                                       Lectura.  1ª. Juan. 1:1/14
                                  Texto: 1ª.Juan.1:4
Estas cosas os esbribimos, para que vuestro gozo sea cumplido”
 
            Permitirme que inicie esta reflexión prescindiendo de   cualquier encabezamiento que pudiera dar lugar a exponer la herejía contra la cual el apóstol previene a sus lectores; bástenos observar por la lectura de esta porción; que el apóstol comienza presentándose como testigo ocular, de la aparición o manifestación del Verbo de vida; añadiendo que la vida que sus ojos vieron y que como consecuencia testifica y anuncia junto con todos sus contemporáneos, “es la vida eterna” que era con el Padre desde la eternidad y que se nos ha manifestado y hace hincapié; que todo ello fue considerado de una forma real, por tres de los sentidos corporales que nos cita: ·lo que han visto nuestros ojos y hemos contemplado, lo que hemos oído y lo que nuestras manos han palpado haciéndonos notoria de esta forma la identificación de Jesús con el Padre desde el principio.
Es cierto que este versículo 3, es la repetición del  primero, pero lo que se nos ha estado revelando, tiene dos razones de ser; la primera es que todos sus lectores (nosotros) podamos participar de una sociedad con los apóstoles; es decir que participamos de la unión que vincula a todo creyente a Cristo, y por medio de Cristo a Dios ya que nuestra comunión –o sociedad- es con el Padre y con su Hijo Jesucristo.
 En segundo lugar deja estas cosas escritas, como fiel testimonio verdadero, (léase Juan 21:24) para que nuestra fe en esa vida eterna, que nos ha sido anunciada, que estaba en el Padre y que ha sido manifestada; sea más que suficiente para que nuestro gozo sea cumplido
            I.-  GOZO CUMPLIDO
Sin duda alguna que este es el propósito de Dios para todos los creyentes, que tengamos gozo y que este sea cumplido.
En la vida de un creyente, el gozo es de absoluta necesidad y por lo que se deduce de la lectura citada; la nota especial y predominante es la  Comunión, y no cabe ninguna duda que existe una relación necesaria e íntima entre –Comunión y Gozo; el gozo será posible y real en la medida que nuestra comunión sea con el Padre y con su Hijo Jesucristo.
Es el mismo Señor Jesucristo quien dijo: permaneced en mi amor…Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido, (Jn.15:9/11)  y nos descubre que el gozo es una condición del alma, enteramente e independiente de las circunstancias que nos rodeen. (Jn.16:22)
Job dice: el hombre nace para la aflicción; (Job.5:7)  creo que en el vacio absoluto de un Dios y sin ninguna esperanza de vida eterna, puede ser que así sea; pero en la realidad de un Dios que ama al hombre hasta el punto de dar a su Hijo por su rescate y ofrecerle en él vida eterna, es imposible, aflicción permanente para el creyente.
No olvidemos que el anuncio principal del evangelio es: Os doy nuevas de gran gozo; ya Nehemías 8:10, proclama: no os entristezcáis, porque el gozo de Dios es vuestra fuerza; es decir, que existe una reciprocidad de gozo, entre Dios y nosotros. El se goza de nuestra dicha y posición venturosa, puesto que nos invita a que nos gocemos con él, por haber encontrado la oveja perdida, como hay gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente. (Lc.15:6/7)  y nosotros debemos gozarnos siempre porque es grande nuestro galardón en los cielos. (Mt.5:12)
            II.-  GOZO  -  GOCES
Es necesario que recordemos aquí, que existe diferencia de Gozo y goces. El goce es posesión, esto es, apoderarse de una cosa temporal que nos es ajena, para nuestro disfrute; el goce es disfrutar de algo que se ha conseguido por la dominación de nuestras emociones, también es usufructo, que no es más que aprovecharse de algo que se obtiene de una cosa predeterminada para ello, por consiguiente se relaciona con emociones dominadas por elementos externos condicionados según las circunstancias de la vida natural.
El gozo es diferente a todo esto, es fruto del Espíritu, (Gal.5:22) y esto debe hacernos comprender que es posible el gozo, independientemente de las circunstancias que nos puedan rodear, como dolor, goces, dicha, disfrute, todo esto pasajero.
Pablo nos dice: como entristecidos, mas siempre gozosos; como pobres, mas enriqueciendo a muchos; como no teniendo nada, más poseyéndolo todo (2ª.Cor.6:10)  El gozo es una condición del espíritu y alma en continua comunión con el Padre y el Hijo, por eso se nos dice: gozaos en el Señor siempre,  lo cual implica comunión y cumplido gozo: Es como el fondo del océano, ajeno e independiente de los cambios que puedan originarse en su superficie.
Mis queridos todos, el gozo es de suma importancia y de necesidad absoluta para la vida cristiana verdadera. Que el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia y paz y gozo por el Espíritu Santo (Rom.14:17)              
                                                                   V. Ibáñez                                       
 
 

 

 

 

jueves, 12 de marzo de 2015

¿QUE PENSÁIS DEL CRISTO ?


                                      ¿QUE PENSÁIS DEL CRISTO?
                                              ¿DE QUÉN ES HIJO?
                     
                                                Texto: Mat.22:42
                                             Lectura. Mateo.22: 41 al 46
 
                  Nuestro Señor Jesucristo, habiendo respondido a todas las preguntas de los fariseos, saduceos y herodianos, de un modo que conquisto la admiración de ellos, ( según leemos en este capítulo 22) acaba la conversación volviéndose contra ellos, con una pregunta a la que no pueden responder, haciéndoles pensar cuan defectuosos son sus conceptos sobre el Cristo (el Mesías).
                  El Señor, sabía que sería condenado por el Sanedrín, por decir que él era el Cristo - El Hijo de Dios – y se defiende con anticipación llamando la atención al hecho de que el Mesías, no podía ser un mero soberano temporal, ni en verdad un mero hombre: Y para aclarar esto, aprovecha la ocasión, cuando estaban juntos los fariseos  y les formula la siguiente pregunta.
                  ¿Que pensáis del Cristo?  Es decir, ¿Cual es vuestra opinión respecto al Mesías? ¿De quién es hijo? Le dijeron: De  David.  Esto era la concepción popular que tenían respecto al Cristo ó Mesías; basada sin duda en las escrituras como en el Salmo, 89:20/37 – Isaías, 9:2/7 -11:1/9 - Jeremías 23:5/6 -33:14/18, Exequiel 34:23/24 y 37:24.
                  Pero este concepto de un simple soberano temporal y de un mero hombre que ellos concebían; tenía que ser denunciado o puesto en evidencia con la siguiente pregunta. ¿Cómo pues David en el Espíritu le llama Señor, diciendo: ( en el  Salmo 110.) Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies?  Pues si David le llama  por inspiración del Espíritu de Dios, Señor a su hijo, y recuerda la escritura donde el eterno le dice Siéntate a mi derecha;  es decir: Participa de mi poder y del dominio Universal. ¿Cómo puede ser el Mesías–el Cristo, solo descendiente de David según la carne?
                  La cuestión que propone aquí el Señor Jesucristo a sus adversarios, es la solemne proclamación de su propia divinidad; porque David llama aquí al Cristo  Su Señor, no porque es hijo de él en cuanto descendencia en la carne, sino en cuanto es  Hijo del Padre, esto es, del Eterno Dios, y no le llama por error, sino inspirado por el Espíritu.
                  Así que nadie podía responder palabra: Con el tiempo, el Espíritu Santo y por la pluma de los apóstoles Pablo y Juan, nos declaran: Acerca de su  Hijo, nuestro Señor Jesucristo, que ere del linaje de David según la carne  que fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad. (Rom.1:3/4) Este es el verdadero Dios, y la vida eterna. 1ª.Juan.5:20
I.-  CRISTO. LA REVELACIÓN DE DIOS EN CARNE    
                       Por las manifestaciones o declaraciones argumentadas por el Señor Jesús, aprendemos que el Cristo de Dios, no puede ser un producto de la raza humana, sino que trasciende declarándonos su origen divino y el propósito de Dios es revelarnos a su Hijo. Lo que piensen los hombres a cerca del Cristo de Dios, es cosa de gran importancia para sus vidas, y por esto es cosa en que él se interese mucho.
                  Los hombres son con frecuencia muy ingeniosos para idear teorías de Cristo, con el fin de acallar sus preocupaciones. Alguien dijo que “la persona de Jesucristo, su vida,  su muerte y la fe que quedo en los que le han seguido, forman el centro del Cristianismo.”
                  Sí, es cierto que los discípulos de Cristo fueron llamados por primera vez en Antioquia “Cristianos.” (Hch.11:22/26) Pero debemos poner bien claro que el Cristianismo, como tal y en el concepto de la mente religiosa del hombre actual, no es una religión a seguir. El Cristianismo genuino es Cristo; y Cristo es la máxima revelación de Dios; podemos pues afirmar que el Cristianismo no es religión, sino revelación de Dios en Jesucristo. Es la revelación de Dios, de todo un plan de salvación para el hombre (perdido) en la persona de su Hijo Jesucristo, el cual infunde vida de su vida, amor de su amor, paz de su paz, redención de nuestros pecados y salvación, por ser el Salvador del Mundo.  Este es el testimonio; que Dios nos ha dado vida eterna; y que esta vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.  (1ª.Jn.5:11/12)
                  La pregunta que Cristo formuló a aquellos fariseos, según el concepto de ellos, era incontestable. Por más de 20 siglos, la humanidad ha hablado de él y en él ha pensado; algunos creen saber quién es, pero muchos no tienen convicción alguna respecto a su persona: Así que, a pesar de tantos siglos transcurridos esta pregunta se nos presenta como nueva todavía.
      II.- ¿ QUE PENSÁIS DEL CRISTO ?
                       Poco importa lo que piense el Mundo de otro cualquiera, poco importa comparativamente cual sea nuestra opinión respecto a ellos. Pero cada alma viviente sobre la tierra debe preocuparse del Señor Jesús.
                  Permíteme querido amigo, que te ayude a fijar tu opinión sobre el Cristo de Dios, a fin de que puedas dar una respuesta satisfactoria a esta pregunta de Jesucristo, viva hoy a través de los siglos. Para ello te voy a presentar cual testigos, el testimonio de sus enemigos.
                  El testimonio de sus enemigos
                  Todos sabemos cómo le odiaban los fariseos y saduceos, ¿hagámosles esta pregunta?  Que tenéis contra el Cristo, que os parece. Escuchemos su testimonio: Este a los pecadores recibe y con ellos come (Lc.15:2 y 19:7)  ¡Que argumento en su contra! Pues si eso precisamente es lo que nos hace estimarle, es la Gloria del Evangelio, él recibe a los pecadores, si no fuera así que sería de nosotros. Este es el tributo de honor más esplendido que los fariseos le podían ofrecer-
                  En Jn.7:45, leemos que los Ministriles o servidores de los fariseos y de los principales de los Sacerdotes, fueron enviados para prenderle, no lo hicieron, y su argumento fue nunca un hombre ha hablado como este. Ahora tenemos aquí a Judas, dinos: Tu le conociste bien le viste hacer milagros, te mando a anunciar el reino de Dios, le viste hacer milagros, viste la resurrección de Lázaro: ¿Qué piensas del Cristo? He entregado la sangre inocente; Este es el testimonio del que le entregó por 30 monedas.
                  Y que diremos de Pilato, no halló falta o culpa en él, y su mujer le dijo: Este hombre es justo. Y que decían de Jesús en la Cruz, a otro salvo, así mismo no puede salvarse. ¡Oh fariseos insensatos¡ una vez siquiera habéis dicho verdad, a otros salvo. Luego murió por ellos, murió por mí, ¿ha muerto paciente lector por ti?
                  Si preguntamos al ladrón crucificado a su lado nos dirá: Este ningún mal ha hecho y le suplica se acuerde de él en su reino. El centurión que estaba ajusticiándole dijo: Verdaderamente Hijo de Dios era este.  Pudiéramos preguntar a los mismos demonios: ¿Que pensáis del Cristo? En Marcos 5:7, ellos mismos le llaman Hijo del Altísimo.
                  Atención lector amado; personas hay que dicen: “Yo creo que Jesús era el Hijo de Dios” y les basta; amigo, el estar convencido, (aun históricamente) no es suficiente para la salvación. Recuerda que los mismos demonios decían lo mismo y aun temblaban. (Satg.2:19)  Muchas personas están convencidas, pero no convertidas;  ¡cuidado pues!
                  EL TESTIMONIO  DE LOS AMIGOS
                       Escuchemos ahora a sus amigos: Juan el Bautista, ¡Qué pensaba del Cristo! señalándole anunció: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo; Jn.1:29  y siguió declarando: Y yo le vi, y he dado testimonio de que éste es el Hijo de Dios. Jn.1:34
                  Que diremos de Pedro, le negó sí, pero arrepentido y rehabilitado; en Jerusalén le proclama como Señor y Cristo. Hch.2:36 Y Tomas, que dijo de él,  Señor mío y Dios mío. Jn.20:28 Juan escribió y testifico;  Lo que era desde el principio, lo que hemos visto, lo que hemos….1ª.Jn.1:1/2 Pablo afirma: Dios ha sido manifestado en carne…léase el resto en  1ª Tim.3:16. En él habita toda la plenitud de la divinidad corporalmente. Col.2:9
                  Los mismos cielos con sus ángeles dieron fiel testimonio de Cristo. Lc.1:28/35 en la anunciación, Lc.2:10/14 en el Nacimiento, Lc.24:4/7 en la resurrección.  El más alto testimonio de Dios el Padre, hablo en tres ocasiones, en el rio Jordán, cuando su bautismo: Este es mi hijo amado, en el cual tengo contentamiento. Mt.3:17  En el monte de de la transfiguración;  He aquí una voz del cielo dijo: Este es mi hijo amado….a El oíd. Mt.17/5   Pronto a ser crucificado a una pregunta de Jesús diciéndole Padre glorifica tu nombre. Entonces vino una voz del cielo, diciendo: Y lo he glorificado y lo glorificare Jn.12:28
                  EL TESTIMONIO DE CRISTO
                  He dicho anteriormente, que la cuestión que propone aquí el Señor Jesucristo a sus interlocutores, es la solemne proclamación de su origen divino; y en virtud de ello, toma la autoridad para censurar a los fariseos, según leemos en el siguiente capítulo 23, y les revela muy claramente que,  uno es vuestro maestro el Cristo. Mt.23:8/10
                  Y como maestro divino que es, se presenta ante nosotros con las mejores credenciales divinas diciéndonos: Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre;…..Mt.11:27 - Trabajad…..porque a este señalo Dios el Padre. Jn.6:27 y 40 ( Por favor léanse los versículos inacabados  y anunciados, por no alargar el comentario)  Jn.7:28/29 y Jn.8:28
                  Nadie como él, pudo acuñar afirmaciones tan categóricas como “Mi Padre” con tanta propiedad;  porque Dios era su propio Padre, haciéndose igual a Dios. Jn.5:18  Si bien a nosotros  se nos dio la potestad  de ser hijos de Dios; Jn.1:12 no pretendemos  afirmar ser igual a Dios ni hacer las obras que él hizo; nuestra relación con el Padre es por medio de su Hijo el Cristo, y nuestro trato es siempre Padre nuestro que estás en los cielos santificado sea tu nombre…..Mt.6:9  Vuestro Padre celestial Mt.6:26 Observamos aquí, que el Señor dice: Vuestro Padre, no dice nuestro Padre, es evidente nuestra subordinación.
                  Paciente lector, supongo que habrás oído hablar del Cristo y que has pensado en alguna ocasión sobre él; pero yo te pregunto: ¿Qué tal tu convicción sobre Cristo? ¿Es el Hijo de Dios, el gran Dios hecho hombre, que vino del cielo, para salvar al hombre de sus pecados?
                  El apóstol Pablo nos dice: Sabed, pues, esto, varones hermanos: que por medio de él se os anuncia perdón de pecados. Hch.13:38    Dios ha cumplido así lo que había antes anunciado por boca de todos los profetas, que su Cristo había de padecer. Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio, y él envíe a Jesucristo, que os fue antes anunciado. Hch.3:18/20
                                                                            V. Ibáñez
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lunes, 5 de enero de 2015

YO TE HE PUESTO POR ATALAYA


                        YO TE HE PUESTO POR ATALAYA
                   “como corderos en medio de lobos“    Luc.10:3
                                   Lectura Ezequiel 3:16/21
                                   Texto: Ezequiel. Cap. 3:17
          Hijo de hombre, yo te he puesto por atalaya a la casa de   Israel; Oirás, pues, tú la palabra de mi boca, y los amonestarás de  mi parte.
 
            La figura del profeta Ezequiel es muy significativa, y me recuerda el mismo escenario y condición que encontramos en los evangelios, cuando el Señor Jesús, enviando a sus discípulos a divulgar el evangelio del reino de los cielos; les dijo: “os envío como corderos en medio de lobos” (Luc.10:3- Mt.10:16)
            Todo nuestro conocimiento sobre la persona del profeta, la hallamos en la narración de sus escritos, sin más trascendencia. Por estos mismos, sabemos que fue deportado por Nabucodonosor, juntamente con su rey Joaquín, y que al quinto año de la deportación y a los cinco días del mes, fue llamado por Jehová el Señor a una misión muy problemática.
            Su ministerio estaba dirigido a los cautivos en Babilonia;  como dice en Cap.2:4 “hijos de duro rostro y de empedernido corazón: y les dirás; Así ha dicho Jehová el Señor.”   Estimulándole a no tener temor ante lo que el Señor le advierte de encontrarse entre “zarzas y espinos, y moras con escorpiones. Cap. 2:6   Tal era el escenario y las condiciones en las cuales debería ejercer su ministerio como Atalaya de Israel.
            El profeta fue puesto por Dios,  a la casa de Israel, para que llevara un mensaje de restauración, siempre sobre la base de lo que Jehová el Señor ha dicho; él no tenía un mensaje propio, sino que Jehová el Señor le comunicaba, lo que tenía que decir, anunciar,  advertir y amonestar para que se conviertan de su mal camino y vivieran. Es un fiel reflejo de la importancia y responsabilidad que tienen los obreros llamados a servir a su Señor, en medio de un mundo o sociedad que se inclina más a ser seducido por los placeres o disfrutes temporales.
            La misión a la que fue llamado por el Señor, tiene su trascendencia, por ser divina;  yo te he puesto”  y en nuestro orden o esfera evangélica la orden es;  “Yo os envío… en medio”. Lo cual significa que el mensajero se ha de implicar en los problemas de su generación, con plena resolución y convicción, anunciando y denunciando, lo que Dios ha dicho.
            Y esto mis queridos colegas, implica una gran responsabilidad, porque si bien Ezequiel tuvo su revelación de Dios; nosotros todos, por su gracia, tenemos una completísima revelación  en su palabra escrita, es decir La Biblia, que contiene toda la revelación, mensaje y consejo de Dios para todo hombre o mujer, que en circunstancias de incredulidad, quiera ser rescatado y restaurado en el amor de aquel que murió por todos.
            El profeta no fue elegido para juzgar, sino para predicar los juicios de Jehová el Señor  contra toda iniquidad e incredulidad, y lo tenía que hacer, a tiempo y fuera  de tiempo; escuchen o dejen de escuchar, porque la amonestación es de mi parte, dice el señor.
            El ministerio a ejercer por el profeta refleja unas verdades importantes para los obreros y predicadores cristianos de nuestro tiempo. No fueron mejores ni peores las circunstancias en las que el mensaje de Dios se debía y se debe dar: puesto que hoy día el hombre y la mujer,  están tan alejados del culto a Dios como lo estuvieron los contemporáneos del profeta y es de suma urgencia que el mensaje único y exclusivo de nuestro Dios, sea proclamado, con vehemencia y plena convicción, por ser el poder de Dios, para la salvación de todo aquel que en él cree.
            No tuvo Ezequiel mayor privilegio en su tiempo, por haberle hablado Jehová el Señor y haberle puesto por mensajero de su palabra a su pueblo; por tanto, es vital que los predicadores de nuestro tiempo, experimentaran y vivieran también esta realidad: Nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual. (1ª Cort.2:12/13)  Esto mis queridos hermanos de ministerio, implica mucha atención a las cosas reveladas y afinar bien el oído en una constante comunión, para discernir lo que proviene de Dios y no de los hombres.
            Oirás pues, tú la palabra de mi boca, y los amonestaras de mi parte. No cabe duda alguna, que este mandato entraña una grande responsabilidad; de ella depende la conversión y salvación del individuo, o la condenación y muerte por su maldad e incredulidad; pero tú habrás librado tu alma; por lo contrario, de no hacerlo así, se nos demandara culpabilidad. Pues si anuncio el evangelio, no tengo por qué gloriarme; porque me es impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no anunciare el evangelio!  (1ª.Cort.9:16)
            Ninguno como el apóstol Pablo, nos ha dejado tan claro, nuestra responsabilidad, al declararnos que: Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación. Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios. (2ª Cort.5:19/20.
                         Porque no quiero la muerte del que muere,
                        Dice Jehová el Señor; convertíos, pues, y viviréis.       
                                    (Ezequiel. 18:32)
                                                                       V. Ibáñez