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sábado, 14 de octubre de 2017

¿QUERÉIS ACASO, IROS TAMBIÉN VOSOTROS?

            ¿ QUERÉIS ACASO IROS TAMBIÉN VOSOTROS ?

                                Lectura: San Juan Cap. 6
                                    Texto: Jn.6:67
           ¿Queréis acaso iros también vosotros?

            El contenido de este capitulo, es el episodio más largo del ministerio de nuestro Señor Jesucristo en Galilea, y corresponde a su tercera estancia narrado por Juan, e incluye: El milagro de la multiplicación de los panes y peces (1/15), el del andar de Cristo sobre las aguas (16/21), el discurso de la sinagoga de Capernaum sobre el Pan de vida; (25/59  cierto es que antes hay una mención donde se describe, la búsqueda de aquellas gentes que habían sido alimentadas en la mencionada multiplicación de panes y peces, (22/24) y que por esta causa dio origen a la disertación sobre la conveniencia de buscar la comida que a vida eterna permanece; manifestando al propio tiempo a la multitud, el verdadero carácter de su venida como enviado de Dios y no como un Mesías temporal y político que pudiera satisfacer sus exigencias materiales.
            Su fama había llegado, por decirlo así, a su apogeo en Galilea y aprovecho para hacer de Capernaum su segunda estancia y centro de su actividad misionera, tras el rechazamiento de sus conciudadanos de Nazaret. (Lc.4:16/30)  En ninguna otra parte pronuncio Jesús tantos discursos y efectuó tantos milagros como aquí.
            Por lo que nos relata Juan, al día siguiente la gente fue tras Jesús, hallándole en Capernaum; pero el Señor sabia muy bien por qué le buscaban y prefirió manifestarles claramente, que su misión no era lo que ellos pretendían, sino todo lo contrario; anteponiendo ante ellos la prioridad espiritual ante lo material, y  es en este sentido que les habla, declarándoles que el espíritu es el que da vida, la carne y sus apetencias mas nobles de nada aprovecha; las palabras que ha pronunciado son espíritu y son vida y han de ser creídas y aceptadas por fe como obra de Dios.(29 y 63)
            El Señor Jesús les habló, a instancias de las preguntas que le formularon, sobre el pan que sus antepasados comieron en el desierto como “pan del cielo”  y les revela que él es el pan de vida, dado por el Padre que puede saciar toda hambre y sed espiritual de los hombres: Y sigue hablando y enfatizando que es el Padre quien les da ahora, el verdadero pan que ha descendido del cielo y da vida al mundo; vida sobre-natural eterna, no como sus antepasados que comieron del maná en el desierto y murieron, ¡No! Yo soy el pan vivo que descendió del cielo, si alguno comiere de este pan, vivirá eternamente, y este pan que es mi carne, yo la daré, por la vida del mundo.
            Es obvio, que el Señor Jesús les esta revelando que su carne (cuerpo) será ofrecido como sacrificio, por la vida del mundo; y sobre esta base de fe, esta carne y sangre, así sacrificada a de ser comida y bebida; esto es, apropiada para sí, a fin de permanecer en él y él en nosotros por la fe, hasta la resurrección  en el día postrero. (Que habite Cristo por fe en vuestros corazones, Ef.3:17)
            Estas cosas pronuncio Jesús en la sinagoga, y al oírlas sus discípulos, dijeron: Dura es esta palabra; ¿quién la puede oír?
            El Señor conoce el escándalo que sus palabras  han causado, pero no revoca ni mitiga nada de lo pronunciado, antes insiste en su procedencia divina y manifiesta una vez más el sentido espiritual de sus palabras, como espíritu y vida, de tal forma que deshace por completo cualquier intento de interpretarlas en un sentido canibalista, como ellos lo hacen. vrs.52  En realidad ellos manifestaban de esta forma, su verdadero retroceso de Dios y cuan lejos estaban de lo establecido en Lev.17, cuya prohibición estaba claramente decretada; pues toda carne sacrificada, había de ser traída a la puerta del tabernáculo y ser ofrecida su sangre en el altar y de ninguna manera ser comida.
            Aquellas gentes salieron disgustadas y muchos de sus discípulos se volvieron atrás, y ya no andaban con él, dejando solo a los doce apóstoles; lo cual dio pie al Señor para formularles la siguiente pregunta.
¿Queréis acaso, iros también vosotros?
 I.-ESTA PREGUNTA ENCIERRA UN SENTIMIENTO  DE  FRUSTACIÓN
                La no comprensión de su enseñanza era evidente y queda relatada  en este capítulo, por las impresiones y actitudes de aquellas gentes, que tan solo les convenía como rey, (vrs.15) ante la realidad de la señal de la multiplicación de panes y peces: ¡Aún le increpan! ¿Qué señal que obras haces tú? (vrs.30)  murmuraban en cuanto les declaró que él era el verdadero pan descendido del cielo, (vrs.41/42) no llegaron al entendimiento espiritual sobre el comer su carne; entendiéndolo en un sentido literal de antropofagia, lo cual estaba prohibido por la ley. (Lev.17)
            Todo ese cúmulo de incomprensiones y la deserción de muchos de sus discípulos, causaron en él un sentimiento de frustración, al ver que todo ese esfuerzo por hacerles comprender que su palabra era toda ella en un sentido espiritual  e intimo, para que las personas que las oyeran, pusieran en ellas toda su confianza y fe, parecía inútil.
            Y de esta forma surge la pregunta a sus íntimos, a los que él escogió; expresando su estado de ánimo y frustración que como hombre no nos debe extrañar; puesto que él, en tal condición, no le podía ser extraño e insensible, la traición, el desprecio, el dolor y cuantas vicisitudes naturales a las que esta sujeta un ser humano: Y en todo eso, más que en nada, se parece Jesús a nosotros, porque siente y sufre, el desprecio, y la ingratitud, al no sentirse comprendido.
II.-  ESTA PREGUNTA VA DIRIGIDA A SUS APÓSTOLES.   
                Dijo Jesús a sus apóstoles: Porque los otros se habían vuelto atrás y no andaban con él: ¿Queréis acaso iros también vosotros? Jesús quería tener una confesión, de cual seria la actitud de ellos ante tal situación de incomprensión y abandono.
            Entiendo yo, que más que una pregunta es una prueba dirigida a la libertad de elección. El no les suplica que se queden con él, sino que apela a su libre albedrío de decisión; no podían sentirse obligados a seguirle, pues él les dice: ¿Queréis?  Pone en la  voluntad de ellos la libre decisión. Pues lo cierto es que Cristo no quiere a nadie que le siga por la fuerza, por favor recibido o por deber. ¡No!, él solo reconoce el amor y la fe y esto es dado por el Padre. (vrs.44-65)  Esta actitud de seguimiento debe ser la fuerza motriz que ha de impulsar a todo hijo de Dios. Que el amor de Cristo nos constriña.(2ª.Cor.5/14)
            La pregunta que les hace, no va dirigida a sus inteligencias, ni alguna virtud de favores recibidos, ni siquiera va dirigida a que le tengan un sentimiento de pena o lástima; ¡No!  Cristo apela a la fidelidad en el andar con él por los caminos de la vida y a que le crean que el Padre le envío para que tengamos vida eterna.
            Pedro, parece haber comprendido lo suficiente de la persona y del mensaje de Cristo; el sabia que ningún otro maestro podía superar a Jesús en todas y cada una de las señales que él hacia siempre a favor de otros; comprendió la sumisión de Jesús al Padre que le envió, y del testimonio que constantemente daban de él.  (Vrs.37/40)  Por esta razón, el tuvo que responder haciéndose eco de los sentimientos de todos, diciendo: ¿A quién iremos?  Esto es, no podemos ir a nadie fuera de ti, porque; “tú solo tienes palabras de vida eterna. Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.”(Vrs.68/69)  Es el testimonio del conocimiento de las verdades cristianas, que tan solo pueden ser manifestadas por el asentimiento de la fe, que así responde.
            A estas declaraciones de Pedro, el Señor Jesús les hace una confesión, previniéndoles del peligro de apostatar de la fe, y profiere un vaticinio que pudiera ser un nuevo motivo de fe para todos los apóstoles cuando llegue a realizarse.   ¿No os he escogido yo a vosotros los doce, y uno de vosotros es diablo? (vrs.70)
            ¿No es cierto que estas palabras encierren una temible advertencia? ¡Y con qué profundo dolor debió pronunciarlas el Maestro!  Con todo, ahí esta él, para decirnos: “yo he rogado por ti, que tu fe no falte.” (Lc.22:32)
            Queridos todos, estas sencillas reflexiones, sobre la frustración de Jesús, ha de movernos a todos y a cada uno de nosotros, ha replantearnos nuestra actitud, frente al Cristo de Dios, y el efecto que pudiera producir en nosotros, ciertas deserciones de los que pudieran no andar con él, como debieran.
            Seguir al Señor fue la determinación de los apóstoles, y debe ser la nuestra; serle fieles reconociendo su poder divino. Y ante la pregunta formulada, nuestra respuesta ha de ser decisiva, en y para nuestra vida, de forma y manera que cambie nuestros gustos e intenciones del corazón, a fin de serle más fieles en ocasiones críticas, en la prueba, en la dificultad y en el dolor.    
           Que la contestación de Pedro, sea la nuestra también, de tal forma que confirmemos con ella, nuestra experiencia y fe.                                                                                        
“Señor, tú solo, tienes palabras de vida eterna. Y nosotros hemos creído y conocido que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.”                                                                                     V. Ibáñez                    



           



domingo, 27 de agosto de 2017

Buscadores de Oro


Buscadores de Oro

En el pasado, cuando se descubrieron nuevos mundos, cuando nuevos territorios se exploraban, cuando se encontró en ellos metales preciosos como la plata, el oro, etc. En esos tiempos hubo una oleada de personajes, llamados "Buscadores de Oro", que se caracterizaban por tener un solo objetivo, encontrar aquella pepita que les daría el paso a una nueva situación, una nueva vida, aquella fuente de ingresos que les proporcionaría algún terreno para edificar un hogar, una familia, una estabilidad social.

De estas personas quisiera destacar solamente, el tesón, la tenacidad con que buscaban, las jornadas completas de ilusión, la esperanza por el premio.


Cuando alguno de ellos encontraba la "preciada pepita", se enteraba todo el mundo, los saltos de alegría, los chillidos, alertaban a los demás, que por fin había fruto de su trabajo, que había recompensa a su esfuerzo.

Quisiera asemejar por un momento las características de un "Buscador de Oro", a la actitud en esta vida de un Cristiano.


1ª Corintios 9 :25
Y todo aquel que lucha se disciplina en todo. Ellos lo hacen para recibir una corona corruptible; nosotros, en cambio, para una incorruptible.

Este versículo, nos habla de lucha, disciplina, de premio o corona y de incorruptibilidad.

Corona, es símbolo de dignidad real, distintivo de nobleza, realeza, soberanía o autoridad, que se lleva en la cabeza.

Es figura de Reino, monarquía, esplendor, triunfo, honor, premio, galardón, recompensa.

En el Antiguo Testamento vemos como David se hace merecedor de ser coronado y como sus súbditos lo respetan y reconocen como Rey.


2º Samuel 12 :30  (En la conquista de Rabá, Joab...)
Entonces tomó la corona de la cabeza de su rey, la cual pesaba un talento de oro y tenía piedras preciosas. Y fue puesta sobre la cabeza de David. También sacó mucho botín de la ciudad. ( unos 33 kilos + las piedras).

Hay otras coronaciones, acompañadas de unción y aplauso.

2º Reyes 11 :12
Luego Joyada sacó al hijo del rey, le puso la corona y le dio el testimonio; y le proclamaron rey. Lo ungieron y le aplaudieron diciendo: ¡Viva el rey!

Salmos 21:3
Le has salido al encuentro con las mejores bendiciones; corona de oro fino has puesto sobre su cabeza. (A David)

En esta última cita, vemos a Dios quien corona y reconoce a David.

Quisiera hacer aquí un alto, para reflexionar, para que hiciéramos nuestras las actitudes de los que buscan con lucha y ansia el premio o corona, de aquellos que son merecedores, dignos de recibir el honor y gloria por alcanzar los objetivos, las metas.

Siguiendo el hilo de lo expuesto, nuestras vidas se parecerían más a la de un atleta, en la cual no falta la disciplina, el entreno, el sufrir y la puesta en marcha de todas las capacidades, tanto físicas, mentales y síquicas; con un solo objetivo ganar, en este caso no vale solo participar.

Como figura, también hay coronas, que en nuestro caminar podemos obtener:

Proverbios 12 :4
La mujer virtuosa es corona de su marido, pero la mala es como carcoma en sus huesos.

Proverbios 14 :18
Los ingenuos heredarán insensatez, pero los sagaces se coronarán de conocimiento.

Proverbios 14 :24
La corona de los sabios es su discreción, pero la diadema de los necios es la insensatez.

Proverbios 16 :31
Corona de honra son las canas; en el camino de la justicia se encuentra.

Proverbios 17 :6
Corona de los ancianos son los hijos de los hijos, y la gloria de los hijos son sus padres.

Isaías 28 :5
En aquel día Jehovah de los Ejércitos será corona de hermosura y diadema de gloria para el remanente de su pueblo.

Isaías 62:3
Serás corona de esplendor en la mano de Jehovah, y diadema real en la palma de tu Dios.

Zacarías 6 :14
Heldai, Tobías, Jedaías y el hijo de Sofonías tendrán coronas para gracia y memorial en el templo de Jehovah.

Estos versículos están envueltos de honor y gloria y nos invitan a una vida de lucha por el premio, galardón.

A la vez una vida llena de diademas y gloria, es símbolo de una vida bella y llena.

En el Nuevo Testamento vemos más coronaciones:


Cristo es coronado por nuestro pecado.


Mateo 27 :29
Habiendo entretejido una corona de espinas, se la pusieron sobre su cabeza, y en su mano derecha pusieron una caña. Se arrodillaron delante de él y se burlaron de él, diciendo: ¡Viva, rey de los judíos!

Juan 19 :2
Los soldados entretejieron una corona de espinas y se la pusieron sobre la cabeza. Le vistieron con un manto de púrpura.

Esta coronación fue más cruel, esta, fue la corona que debíamos llevar nosotros, pero Cristo la ciñe por nosotros y con ella obtuvo vida eterna para todo aquel que creé en El.

En el Nuevo Testamento, se nombra 3 veces la palabra DIADEMA y 18 STÉFANOS, que era el premio que recibían los atletas en los juegos olímpicos.

Era una guirnalda sencilla hecha de hojas de laurel, perejil, olivo o pino, que aunque hermosa, pronto se marchitaba.

1ª Corintios 9 :25
Y todo aquel que lucha se disciplina en todo. Ellos lo hacen para recibir una corona corruptible; nosotros, en cambio, para una incorruptible.

La palabra de Dios, a través de Pablo, nos alienta a la búsqueda de premios ó coronas incorruptibles.

Trofeos que no caduquen, que permanezcan para siempre y más allá de nuestra vida aquí, por la eternidad.

Tales coronas no las pueden dar ningún ser humano, lo incorruptible solo puede proceder de Dios, por lo cual aquí deberíamos hacer otra reflexión, la que Pablo nos indica en :

2ª Corintios   4 :18
18  no fijando nosotros la vista en las cosas que se ven, sino en las que no se ven; porque las que se ven son temporales, mientras que las que no se ven son eternas.

Colosenses   3 : 1-4
 1. Siendo, pues, que habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde Cristo está sentado a la diestra de Dios.
 2  Ocupad la mente en las cosas de arriba, no en las de la tierra;
 3  porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.
 4  Y cuando se manifieste Cristo, vuestra vida, entonces también vosotros seréis manifestados con él en gloria.

Siguiendo, en el mensaje, nosotros mismos somos corona para otros:

Filipenses 4:1
Así que, hermanos míos, amados y queridos, gozo y corona mía, estad firmes en el Señor, amados.

1ª Tesalonicenses 2 :19
Porque, ¿cuál es nuestra esperanza, gozo o corona de orgullo delante del Señor Jesucristo en su venida? ¿Acaso no lo sois vosotros?

Somos corona de Pablo, el premio del evangelio que predicó.

Esto es una invitación a ser evangelistas, no portadores del nombre "Evangélicos" sino comunicadores del evangelio de Cristo, dando al mundo la dádiva que primero recibimos.

2ª Timoteo 2:5
Además, si algún atleta compite, no es coronado a menos que compita según las reglas.


Según Pablo, ¿ Cuales eran las reglas ?.

En el contexto del pasaje, Pablo dice que el soldado no se enreda en asuntos civiles y que ha de sufrir penalidades.

No debemos enredarnos en otras cosas o buscar otros premios que no nos corresponden.

A caso, como buscadores de oro, ¿ lo encontraremos sentados en una silla, ociosos y mirando a otro lado ?. Si no hay lucha no hay premio.

Hay más coronas para el creyente:


2ª Timoteo 4:8
Por lo demás, me está reservada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, el Juez justo, en aquel día. Y no sólo a mí, sino también a todos los que han amado su venida.

Santiago 1 :12
Bienaventurado el hombre que persevera bajo la prueba; porque, cuando haya sido probado, recibirá la corona de vida que Dios ha prometido a los que le aman.

1ª Pedro 5:4
Y al aparecer el Príncipe de los pastores, recibiréis la inmarchitable corona de gloria.

Apocalipsis 2 :10
No tengas ningún temor de las cosas que has de padecer. He aquí, el diablo va a echar a algunos de vosotros en la cárcel para que seáis probados, y tendréis tribulación por diez días. Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida.

Apocalipsis 3 :11
Yo vengo pronto. Retén lo que tienes para que nadie tome tu corona.

La insistencia de la palabra es:

Lucha, se fiel, espera, ama, espera su venida, soporta la prueba, reten, guarda bien tus triunfos, tus premios, tus coronas.

Se buscador del premio y corona, de dignidad real, de distintivo de nobleza, de realeza, soberanía, esplendor, triunfo, honor, galardón, recompensa.

El hombre es coronado de una forma natural,

Salmos 8:5
Lo has hecho un poco menor que los ángeles y le has coronado de gloria y de honra.

pero Cristo es el único digno de llevar tal corona.

Hebreos 2:9
Sin embargo, vemos a Jesús, quien por poco tiempo fue hecho menor que los ángeles, coronado de gloria y honra por el padecimiento de la muerte, para que por la gracia de Dios gustase la muerte por todos.

(Medallas al Rey en Barcelona '92)

El es él único que hace posible todo, todo fue creado por Él y para Él, Él nos da vida y la posibilidad de alcanzar metas y coronas, a Él pertenecen y para Él las conseguimos.

Las coronas no son para gloria propia, sino para El Señor.

Apocalipsis   4
 1. Después de esto miré, y he aquí una puerta abierta en el cielo. La primera voz que oí era como de trompeta que hablaba conmigo diciendo: "¡Sube acá, y te mostraré las cosas que han de acontecer después de éstas!"
 2  De inmediato estuve en el Espíritu; y he aquí un trono estaba puesto en el cielo, y sobre el trono uno sentado.
 3  Y el que estaba sentado era semejante a una piedra de jaspe y de cornalina, y alrededor del trono había un arco iris semejante al aspecto de la esmeralda.
 4  También alrededor del trono había veinticuatro tronos, y sobre los tronos vi a veinticuatro ancianos sentados, vestidos de vestiduras blancas, con coronas de oro sobre sus cabezas.
 5  Del trono salen relámpagos y truenos y voces. Y delante del trono arden siete antorchas de fuego, las cuales son los siete Espíritus de Dios.
 6  Y delante del trono hay como un mar de vidrio, semejante al cristal. Junto al trono, y alrededor del mismo, hay cuatro seres vivientes llenos de ojos por delante y por detrás.
 7  El primer ser viviente es semejante a un león, y el segundo ser viviente es semejante a un becerro, y el tercer ser viviente tiene cara como de hombre, y el cuarto ser viviente es semejante a un águila volando.
 8. Y cada uno de los cuatro seres vivientes tiene seis alas, y alrededor y por dentro están llenos de ojos. Ni de día ni de noche cesan de decir: "¡Santo, Santo, Santo es el Señor Dios Todopoderoso, que era y que es y que ha de venir!"
 9  Y cada vez que los seres vivientes dan gloria, honra y alabanza al que está sentado en el trono y que vive por los siglos de los siglos,
 10  los veinticuatro ancianos se postran delante del que está sentado en el trono y adoran al que vive por los siglos de los siglos; y echan sus coronas delante del trono, diciendo:
 11  Digno eres tú, oh Señor y Dios nuestro, de recibir la gloria, la honra y el poder; porque tú has creado todas las cosas, y por tu voluntad tienen ser y fueron creadas.


En nuestras vidas y en esta mañana tenemos la oportunidad para echar nuestros triunfos al Señor, dándole todo honor y gloria.

Apocalipsis 6:2
Y miré, y he aquí un caballo blanco. El que estaba montado sobre él tenía un arco, y le fue dada una corona; y salió venciendo y para vencer.

David Ibáñez

 

martes, 25 de abril de 2017

HE PUESTO ANTE TI UNA PUERTA ABIERTA

                                      HE PUESTO
           ANTE TI UNA PUERTA ABIERTA
               >Breve reflexión <

                  Lectura Apocalípsis, cap.3:7/8
                        Texto: Cap. 3:8
Yo conozco tus obras; he aquí, he puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar; porque aunque tienes poca fuerza, has guardado mi palabra, y no has negado mi nombre.

Me he permitido reflexionar sobre este versículo de Apocalípsis, en lo concerniente a la puerta que el Señor ha puesto ante nosotros. Sin entrar en más detalles, me centrare a exponer sobre esta gran oportunidad de tener una puerta abierta ante todos y cada uno de nosotros.
Debo significar que este mensaje, si bien esta dirigido a la iglesia de Filadelfia, tiene su repercusión a la de nuestro tiempo; de cuyo arrebatamiento se nos dice: lo será antes que venga “la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero” (Vers.10)  advirtiendo y confirmando lo expresado con las palabras “yo vengo pronto” (Vrs.11)
Ni que decir tiene, que este mensaje como el hecho de tener ante nosotros una puerta abierta viene del Santo, el Verdadero en cuya mano tiene la llave y la potestad única de abrir y de cerrar según su voluntad.
Es él quien nos dice hasta que punto nos conoce, pues sabe de nuestras obras, de nuestro testimonio confesando su nombre y de cómo hemos guardado su palabra, esto es,  no tan solo leerla o estudiarla, es más profundo que todo esto, es obedecerla como verdad revelada de Dios a todos nosotros.
No obstante y a pesar de la  poca fuerza, el reconocimiento de estas características son evidenciadas por el Santo y Verdadero; siendo la iglesia de Filadelfia, la que vemos no recibir represión alguna de parte del Señor. Ahora bien, el hecho de haber puesto  una puerta abierta  significa la responsabilidad del testimonio que como iglesia e individuos debemos dar ahora y siempre hasta su venida.
Esta figura de una puerta abierta, trae a mi mente las posibilidades y oportunidades que diariamente el Señor pone delante de cada uno de nosotros para testificar de él; pues no olvidemos que está abierta, que sigue estando abierta; para mí es muy significativa porque me recuerda los viajes misioneros del apóstol Pablo cuando informaba a la iglesia de Antioquia, “las grandes cosas que Dios había hecho y como había abierto la puerta a los gentiles” (Hch.14:27)
En Efeso dice: “que se le había abierto puerta grande y eficaz por la cual seguiría allí hasta Pentecostés” (1ª.Cor.16:9) Cuando Pablo llego a Troas para predicar el evangelio de Cristo dice: “se me abrió puerta en el Señor” (2ª.Cor.2:12) a los Colosenses el Apóstol les ruega que perseveren en la oración para que el Señor abra puerta para la palabra a fin de dar a conocer a Cristo en sus prisiones en Roma. (Col.4:4/5)
Estas referencias escritúrales no hacen más que confirmar el significado que tiene  “una puerta abierta” que no es otra, que el utilizar las buenas posibilidades y  oportunidades, de dar un fiel testimonio como iglesia y como individuos de anunciar y dar a conocer a Cristo como salvador del mundo.
Por consiguiente, estando la  puerta abierta  seamos conscientes de nuestra responsabilidad; no sea que por nuestra “poca fuerza” poca potencia, nos acomodemos mejor a cerrar, (cosa que no nos corresponde a ninguno de nosotros) por causa de un testimonio poco santificado y carente de la fuerza de la verdad.
La amonestación que a través de esta corta porción  tenemos, es; “Yo vengo pronto….reten lo que tienes con el cuidado que nadie tome tu corona”  y esto trae consigo la responsabilidad de un esfuerzo continuo, en aprovechar todas y cuantas oportunidades tengamos en dar un buen testimonio de Cristo.
Que no nos conformemos a conservar una rutina religiosa, con una poca fe, con un poco de santidad, con un poco de poder; antes procuremos conseguir los mejores dones, únicamente para su servicio; esto redundara en beneficio de todos; esforcémonos en alcanzar más poder por medio de la santidad y la verdad y proyectémonos al mundo por esa puerta que aun está abierta, predicando y enseñando que Cristo es el salvador de todo pecador, siendo ejemplo de lo que tenemos retenido de su palabra y fomentemos el espíritu misionero para el cual fuimos comisionados: “Por tanto id, y haced discípulos…(Mat.28:19)
Recuperemos esta identidad perdida, por mirar más hacia dentro que hacia afuera; rechacemos todo conformismo a una doctrina de talentos religiosos carentes de la gracia y poder, y prediquemos y enseñemos la palabra del Señor por medio de un testimonio de vivencias reales y convicciones profundas, de modo que sean visibles ante los demás; contando cuan grandes cosas ha hecho Dios con, y en nosotros.
Queridos todos, vivir año tras año con la vieja experiencia de nuestro nuevo nacimiento, con la vieja experiencia de la gracia recibida, con el viejo conocimiento de la persona de Cristo y conformarnos con la vieja estatura espiritual adquirida, es sin duda tener “poca fuerza”

                                                            V. Ibáñez
“Esto dice el Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre.”








domingo, 5 de marzo de 2017

¿ME AMAS?

                                     ¿ME  AMAS?

                               Texto.  Juan.  21:15/17

        "Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que estos?
      
            La lectura de este capítulo último del evangelio de San Juan, nos presenta la persona de Simón Pedro, en el episodio más trascendente para su vida espiritual. Si bien en los evangelios de Mateo, Marcos y Lucas son los únicos que relatan la negación a Jesús por Pedro; en este evangelio de Juan tenemos además, la historia de su restauración y rehabilitación a la actividad apostólica.
            Me supongo que todos estamos al corriente de las circunstancias en que fue dirigida esta pregunta del Señor a Pedro, pues lo cierto es, que éste estaba soportando una crisis moral de la cual debería salir a partir de su amargo arrepentimiento (Mt.26:75)
            Ahora Pedro se encuentra con seis de sus compañeros tratando de pescar, cuando el Señor les llama la atención, preguntándoles si tenían algo para comer; (Jn.21:5) ante la negativa, les da instrucciones con el fin de echar las redes a la derecha de la barca; el resultado fue tal que no podían arrastrar la red por tanta provisión de peces.
                        I.-  LA ESCENA RECONCILIADORA
                Debemos hacer notar que es el Señor quien les dice: Venid comed. El es el gran previsor y proveedor de forma y manera que cuando estuvieron en tierra, vieron brasas puestas y un pez encima de ellas, y pan. Esta escena tan entrañable, trae a mi mente aquella otra, cuando Pedro sentado alrededor del fuego en casa del sumo sacerdote negó al Señor por tres veces. Se creyó fuerte cuando dijo: aunque todos se escandalicen de ti, yo nunca me escandalizaré; (Mt.26:33/35) pero cayo lastimosamente, pues como siempre la carne es débil.
            Así cuando hubieron comido, Jesús mira a Simón Pedro, que estaba junto a los otros alrededor del fuego, y notemos la forma y manera que el Señor emplea para hacerle recordar su condición y caída. Le pregunta a él, (como en aquella ocasión a él le preguntaron; no eres tú su discípulo) pero esta vez, esta pregunta no es de acusación ni de reproche, sino de restauración y de rehabilitación. ¿Me amas?
            Le recuerda sí, su caída y por tres veces le hace la misma pregunta; Cristo sabia de su amargo arrepentimiento y no le reprocha nada de todo ello, El no le recuerda que ya se lo advirtió, ni siquiera le pregunta por su fe; Cristo solamente quiere una confesión de amor hacia El. ¡ Cuanta gracia, compasión y comprensión el Señor muestra en nuestras debilidades !
            ¿Me amas?  Que conformidad por parte de Jesús, solo quiere nuestro amor; y esta bendita solicitud, ¡como escudriña nuestra conciencia! Claro Señor que te amo, pero tú me amaste primero.
            Pedro apela a la comprensión de su maestro y le dice: tú sabes expresando así su experiencia y desconfianza en sí mismo. Es en esta actitud de humildad y amor que se adquiere la virtud que le hace apto para apacentar las ovejas de su Señor.
                        II.-  EL AMOR COMO FUNDAMENTO
                Mis queridos lectores, el amor a nuestro Señor Jesucristo es y ha de ser el fundamento y el motivo dinámico de cuanto hagamos en y para su servicio, y ha de ser la base de todas nuestras actividades en su obra y en nuestra convivencia en la iglesia.
            Sin duda alguna, de esto se olvido la iglesia de Efeso de tal manera que, El, que juzgaba su conducta tenía que reprenderle  diciendo: tengo contra ti que has dejado tu primer amor. (Ap.2:4) 
            Como sabemos se trataba de una iglesia activa, sufrida, paciente, que trabajaba sin desfallecer y sin admitir doctrinas contrarias a la verdad; no obstante, estaba en peligro de perder su testimonio porque todo lo que hacía, fallaba por la base que debía ser impulsada; el amor al Señor, y en este sentido es amonestada a que recuerde su caída y que se arrepienta.
            El trabajo que Pedro iba a emprender una vez rehabilitado, tenía que tener esta base fundamental y ha de ser nuestra base, si aspiramos a agradar a Dios y no a los hombres. Desgraciadamente es posible que se infiltren en nuestro corazón, otros motivos subalternos e indignos: La palabra de Dios ofrece ejemplos de algunos que obraban así; Juan mismo tiene que escribir sobre Diótrefes el que amaba tener el primado. (3ª.Jn.vrs.9)  Este hombre no era constreñido por el amor a Cristo, sino por sus propias ambiciones y su afición  al mando o a la primacía sobre los demás. Pablo advierte a Timoteo de los tiempos peligrosos, de los postreros días cuando habrán hombres amadores de sí mismos, (2ª. Tim.3:1/4) infatuados amadores de los deleites más que de Dios.
            A menudo el testimonio de la iglesia es menospreciado y no lo suficiente valorado en el mundo contemporáneo, por causa de amar más los personalismos y conveniencias humanas que llegan a eclipsar por completo ese amor a Cristo.
            Hay todavía otro amor que pretende competir sutilmente con el amor que debemos al Señor, y muchos son los que sin darse cuenta sucumben en él; con respecto a esto Pablo dice: Demas me ha desamparado, amando este mundo (Tim.4:10)  Recordemos todos y cada uno de nosotros, las salutaciones y exhortaciones del último capítulo de primera de Corintios (1ª.Cor.16:22), en ellas se hallan estas palabras muy acordes y significativas.  “El que no amare al Señor Jesucristo, sea anatema. El Señor viene.
            Consideremos y reflexionemos en nuestro interior la pregunta que Jesús hizo a Pedro y tratemos de contestarla honestamente ante el Señor; porque un mero asentimiento del evangelio acompañado de una fe intelectual desprovista del amor a nuestro Señor, es la que, según Santiago profesan los demonios. Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan.” (Stg.2:19)
            Hermanos todos, el amor a Cristo ha de ser la fuerza que ha de impulsar un verdadero servicio o ministerio cristiano. Poco vamos a poder hacer en nuestro servicio, si este es motivado e impulsado por el simple sentido del deber cumplido, como si de un requisito legal se tratare.   “El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestare a él.” ( Jn.14:21)
                                                                                              V. Ibáñez
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