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domingo, 17 de febrero de 2019

OBRERO APROBADO


                        OBRERO  APROBADO
                        Lectura. 2ª. Timoteo, 2:1/26
                           Texto. 2ª. Timoteo.2:15
Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad.”

            Antes de iniciar esta reflexión, sobre un obrero aprobado diré: Que me mueve a ello, el hecho de haber encontrado entre mis apuntes y bocetos de sermones pronunciados; uno que me sirvió de base para una exhortación, años ha, y que por su contenido que he resumido creo no ha perdido vigencia alguna.
            Así pues, procurare dar forma en manera de escrito  cuanto en su día dije: En la confianza que pueda servir de enseñanza y amonestación cariñosa, el poder ser aprobados ante Dios como obreros que no tienen de que avergonzarse que trazan bien la palabra de verdad.
            La exhortación que encontramos en la lectura citada, tiene por objeto el infundir ánimo en la adversidad por un mal testimonio de algunos, cuyos nombres menciona el apóstol, y trata de reforzar y alentar a Timoteo, poniendo como ejemplo la vida de los soldados, la de los atletas y labradores; ejemplo estos, del sentido del deber, esfuerzo y trabajo. (cap.2:3/7)
            Pablo quiere acentuar el sentido de responsabilidad, y se esfuerza lo máximo para asegurarse la transmisión fiel del evangelio que Timoteo había oído y aprendido de él, ante muchos testigos, con el objeto y como encargo para enseñar a otros.
            Recuérdales esto, enfatiza el apóstol; lo que oíste y aprendiste de mí, ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros. Y mis queridos lectores; si no hacemos nuestras las verdades bíblicas que en su día aprendimos de nuestros mayores; tarde o temprano nos veremos abocados a ser cristianos de tertulias profanas y de vanas palabras que nos llevaran a la controversia; como en el caso de Himeneo y Fileto, los cuales trastornaban la fe de algunos perturbando el sentido de las cosas, persuadiendo así el ánimo de ellos y haciéndoles declinar o mudar los términos doctrinales, sosteniendo tesis sobre la resurrección muy lejos de la realidad apostólica.
            Timoteo se encontraba frente a una difícil situación, producida por la doctrina que difundían aquellos falsos doctores, a quienes Pablo entregó a Satanas para que aprendan a no blasfemar por haberse desviado de la verdad; (1ª.Tim.1:20) y le advierte que el mal había invadido todas las esferas de la iglesia; la cual ha venido a ser como una casa grande, en la que hay toda clase de utensilios, de oro, plata, madera y barro; unos para usos honrosos y otros para usos viles.
            Ante tal situación, el apóstol establece claramente la posición del testimonio en la separación; unos para usos honrosos y otros para usos viles y dice: Pero el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: Conoce el Señor a los que son suyos; y apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo; esto es, todo aquel que invoca el nombre de Cristo, reconociendo su autoridad y se somete a ella, apártese de iniquidad.  Esta es la responsabilidad de los fieles, es nuestra responsabilidad, aquí, ahora y siempre, hasta que el Señor venga; es una responsabilidad primordial e individual; apártese de iniquidad todo aquel.
            APARTESE DE INIQUIDAD
            Debemos tener en cuenta que el apóstol se está refiriendo a los que el Señor conoce como suyos, por consiguiente el término de iniquidad  empleado aquí, no significa un camino sin freno transgrediendo la ley, que caracteriza al hombre natural no poseyendo la vida de Dios, como en 1ª.Jn.3:4; si esto fuera así, retirarse de iniquidad significaría apartarse de los incrédulos, y el apóstol no utilizaría la metáfora comparando a los cristianos como utensilios de una casa con diversos usos, ni insistiría en la limpieza de estas cosas a fin de ser instrumentos para honra, santificado, útil al Señor, y dispuesto para toda buena obra. Es pues bien evidente  que iniquidad  aquí tiene otro sentido, en griego es “adikia”  y tiene el significado de injusticia, (considerar en oposición la justicia) de ahí que el apóstol ruegue a Timoteo que siga la justicia: Apártese de iniquidad, consiste en separarse de los que en la práctica no andan según la verdad de Dios, y cuando la injusticia, falta, culpa o error, son sostenidas como doctrina, (Himeneo y Fileto)
            Es más, ¿no es esto lo que quiso decir Cristo en Mateo 7:21/23 a aquellos que falsamente proclamaban ser sus seguidores? Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad, (según traducciones, hacedores de iniquidad)  El creyente fiel debe apartarse, no solo de la falsa doctrina sino de los que la propagan y de los que la aceptan, sea tácitamente o no, aun contra conciencia.
            No es de extrañar que el apóstol insista en la limpieza de una forma individual y genérica, al decir: “de modo que si alguno se limpiare,” (Vers.21) condición indispensable para ser instrumento para honra.  >Atendamos bien, no se trata de cualidad personal como instrumento “de” honra como cualidad individual; el apóstol insiste en para honra, lo cual determina una acción, servicio o uso que se ha de dar a una cosa; <  así pues, podemos decir que el servicio del obrero debe ser para honra de su Señor, demostrando su acatamiento y buena disposición a fin de ser utensilio para honra en esa casa grande que según el apóstol Pablo ha venido a ser la iglesia.
            Es evidente que Pablo al decir que: en una casa grande no solamente hay utensilios, etc. etc. nos está alertando del peligro existente que conlleva una actividad colectiva; pues si bien la fe es algo individual, bien pudiera darse el caso que alguien fuere impulsado a obrar por encima de la medida de su fe y posibilidades, persuadiendo a personas de dudosa conversión o situación espiritual a colaborar en un servicio determinado, y esto sería un agravio y una manifestación de irresponsabilidad que forzosamente tendríamos que soportar como “casa grande,”  puesto que -solamente el Señor conoce a los que son suyos.
            La exhortación recomendada por el apóstol a todos y a cada uno de nosotros es: “Apártese, huye y sigue” (Vers.19-22)  He aquí tres actitudes potestativas de nuestro albedrio que nos corresponde razonablemente reflexionar; tras la separación, (Apártese) viene una importante recomendación huir, y todo lo contrario a presumir trata el apóstol de advertir a Timoteo en su juventud, a huir de las pasiones propias de la pubertad; pues esta recomendación está más bien dirigida a evitar un celo desmedido de ser y ocupar rango elevado, en el que pudiera manifestar ambición  desproporcionada de dominio que pudiera trastornar el ánimo y la fe de algunos.
            Acto seguido la exhortación es, seguir la justicia, la fe, el amor y la paz; la separación que recomienda Pablo no ha de acarrear inactividad, todo lo contrario, se ha de perseguir la justicia que proporcionara paz al no existir discriminación, confiando y manifestando amor y buen trato con todos los que invocan al Señor de limpio corazón.
            Un corazón limpio es aquel que se ha limpiado de estas cosas  que no profesan un cristianismo nominal, desviándose de la verdad, antes han purificado sus almas por la obediencia a la verdad, (practican verdad) mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido, amándonos unos a otros entrañablemente, de corazón puro (1ª. Pedr.1:22)
            Así que la obediencia, - la fe - en la palabra de verdad purifica, limpia nuestro corazón, de forma y manera que sabremos amarnos como Cristo nos amó, en le humildad, sin reclamar nada a cambio para sí, independientemente y condición de la clase de utensilio que seamos; barro, madera, plata u oro.
            Pues el propósito de este mandamiento es el amor nacido de corazón limpio, y de buena conciencia, y de fe no fingida, de las cuales cosas desviándose algunos, se apartaron a vana palabrería. (1ª.Tim. 1:5/6)
                                                                       V. Ibáñez