LUZ SOY DEL MUNDO
Texto. Juan. 9:5
Entre tanto que estoy en el mundo, luz soy del mundo
Lectura. Juan 9.1-41
Al leer estos versículos contenidos
en este capitulo del evangelio de Juan, nos damos cuenta que, estamos ante una
de las páginas más fascinadoras y graficas, que describen varias actitudes y
reacciones, en estrecha conexión con la declaración de Jesús como luz del
mundo.
El evangelio de Juan se caracteriza
por ser el evangelio de las señales; el mismo evangelista concluye su evangelio
diciendo: “ “ “ Hizo además Jesús muchas
otras señales en presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas en
este libro. Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo,
el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre.” Jn.20.30-31 El mismo Señor tuvo que decir en Capernaum: “
Si no viereis señales y prodigios, no
creeréis.” Jn.4.48 Fue precisamente
después de la resurrección de Lázaro, que los principales sacerdotes y los fariseos
reunieron el concilio, y dijeron: ¿Qué
haremos? Porque este hombre hace muchas señales.” Jn.11.47 Y es que, mis queridos lectores; todas
las señales y milagros de nuestro Señor Jesús, son parábolas que nos enseñan
muchas lecciones por el método de la ilustración sobrenatural y cual sea
nuestra actitud.
La curación del ciego de nacimiento,
nos enseña que todos los hombres y mujeres, nacen ciegos espiritualmente y no
pueden ver ni entrar en el reino de Dios,
sin que el Señor Jesús les de la vista espiritual. Ya en el templo de Jerusalén
dijo: “ Yo soy la luz del mundo; el que
me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” Jn.8.12. Esta señal pues, que estamos
considerando, ilustra la obra del Señor Jesús, como luz del mundo.
I.-
LAS
CIRCUNSTANCIAS – El hombre
ciego. Vrs. 1-7
Nos dice el evangelista que al pasar Jesús, vio a un hombre ciego de
nacimiento, sin duda alguna que la mirada fue tan significativa, que
provoco a los discípulos a preguntarle: ¿quién
pecó, éste o sus padres, para que haya nacido ciego. ? En su pregunta, los discípulos se hacen eco,
de la creencia entre los judíos, que las enfermedades y desgracias, sobrevenían
a causa de algún pecado prenatal o paternal, que así se castigaba, de ahí que
le dijeran: “ Tú naciste del todo en
pecado, ¿ y nos enseñas a nosotros? Y le expulsaron.” Vrs.34 El Señor rechazó tal hipótesis diciendo: “ No es que pecó esté ni sus padres, sino
para que las obras de Dios se manifiesten en él,”Vrs.3. Y continuo diciéndoles entre tanto este en el
mundo, luz soy del mundo.
Las desgracias y las enfermedades,
están en el mundo como consecuencia del pecado que esta en las entrañas de la
raza humana, por consiguiente, todos los seres humanos, están expuestos a los
males físicos y a la muerte. En el
evangelio de Lucas cap.13.1-5, cuenta como unos galileos que ofrecían
sacrificios, Pilatos mezclo la sangre de
ellos, al matarlos, con la de los sacrificios, o aquellos dieciocho sobre los
cuales cayó la torre de Siloé, y los mató; ¿pensáis que eran más culpables que todos los hombre que habitan en
Jerusalén? Os digo: No; antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente.
Ni las desgracias ni las enfermedades; por lo que esta escrito; nos eximen
de la culpabilidad individual de nuestro pecado.
Dios no es el autor del sufrimiento,
ni de la envidia, ni de rencores y odios despiadados de los hombres que
ocasionan guerras y sufrimiento, eso sí; en su soberanía lo soporta, como la fatal consecuencia del pecado, y para que los
hombres y mujeres se den cuenta, que no puede haber felicidad en un mundo
herido por el pecado y por el olvido de Dios; a fin de que le busquen y vivan
en el mundo venidero, aceptando la obra redentora de Cristo Jesús en la cruz
del Calvario.
Quizá el acto de ungir los ojos al ciego, con lodo, indique la necesidad
de que el hombre se reconozca como polvo y ceniza delante de Dios; pero no tocada al ciego discutir el valor que
pudiera tener este acto y el de lavarse en el estanque de Siloé; sino confiar y
obedecer. La bendita consecuencia de su pronta obediencia y plena fe, se hecho
de ver, cuando regresó viendo: El
hombre era ciego y mendigo; como el pecador que carece de vista y de recursos
espirituales; no había para él, posibilidad de bendición, hasta que se pusiera
delante de él, la luz que alumbra este mundo.
Cuantas veces mi querido amigo, no
habrás tenido delante de ti, esa luz y no la supiste ver. ¡En cuantas ocasiones,
las circunstancias de la vida, te han llevado a pensar en Dios, sea por
enfermedad o luto, y no lo hiciste;! no lo dudes, Cristo Jesús fue capaz de
luchar contra el infortunio de ese ciego y del tuyo cual sea y vencerlo, para
gloria de Dios.
II. - LOS EFECTOS ENTRE SUS CONCIUDADANOS.
Vrs.8/14
La reacción de sus vecinos fue
sorprendente y de verdadero asombro; veían frente a ellos, al que había sido
ciego, con la cara lavada y los ojos bien abiertos; ¡ abiertos a la realidad de
la vida;! ya que pronto se suscitaron las dudas y recelos: Mientras unos
dudaban diciendo a él se parece, otros decían él es; porque aquel que tan solo
se comunicaba con el mundo exterior, por el tacto y el oído, ahora les podía
ver y conocerlos físicamente, aclarándoles cuantas dudas que sobre él tenían,
confesándoles, “Yo soy. “
Mi buen amigo, Satanás siempre
despierta oposición a la obra real del Señor Jesús: Notemos la actitud o
comportamiento de estos conciudadanos; ¿no tenían ante ellos la evidencia? Aun
así inquirieron: ¿Cómo te fueron abiertos
los ojos? Él les contesto; “aquel
hombre que se llama Jesús hizo lodo, me untó los ojos y me dijo: Vé al Siloé y
lávate; fui, y me lavé, y recibí la vista. Entonces le dijeron: ¿Dónde está él?
El dijo: No sé¡ Y le llevaron ante los religiosos fariseos. La verdadera
oposición nace contra Jesús, en el vrs. 14, por un legalismo
religioso, al haber obrado esta señal o milagro, en el día de reposo-sábado.
Este fue el motivo por el cual sus delatores le llevaron ante los fariseos. Se
olvidaron, que el Señor, dijo: el sábado fue dado para beneficio del hombre;
Mrc.2.27-28 y añadió, El hijo del hombre, es Señor aun del sábado.
¡Cuantas personas se creen fieles
observantes de los preceptos religiosos que dicen profesar, escondiendo su
hipocresía, negando las evidencias, ante una confesión pública, como: una cosa sé, que habiendo sido ciego, ahora
veo! ¡ En cuantas ocasiones, la
confesión de nuestra fe en el Señor Jesús, ha sido objeto de oposición y burla
por nuestros propios amigos y convecínos.! El mundo incrédulo y religioso, esta
siempre dispuesto a dudar y a remitir
con la consabida frase “doctores tiene la iglesia” a cerca del beneficio
que hemos recibido de una nueva vida en
Cristo; quedando siempre al margen de la verdad, en una religiosidad no practicante.
III.-
EL
INTERROGATORIO. Vrs.15/18 y 24/34
La actitud o disposición de animo de
los religiosos Fariseos; por lo que hemos leído en los dos interrogatorios
sometidos al que había sido ciego, fue negar la verdad y la evidencia, por pura
conveniencia.
Los fariseos reconocieron el hecho de que el hombre
había nacido ciego, tenían el testimonio de ello, por sus propios padres y
que “aquel
hombre que se llama Jesús” había sido el sanador.
No
podían de ninguna de las maneras, negar esta evidencia positiva del milagro,
allí estaba el hombre viendo.
Pero se
apresuraban en negar la verdad
fundamental, la fuente principal, a Jesús como el Mesías, al divino hijo de
Dios, que al decir de la profecía de Isaías, vino para dar vista a los ciegos, (Luc.4:18) y negaron al que era
la luz del Mundo.
Le
negaron por pura conveniencia, sacrificaban la verdad para conseguir un fin; no
querían perder su influencia sobre el pueblo, vrs.22, léase cap.11.47/48-57 y
12.10/11-42/43. Deseaban mantener su yugo sobre las multitudes. ¿Cuál va a ser
tu actitud frente a Jesús, La luz del Mundo?
IV.
- TESTIMONIO
DE LOS PADRES DEL CIEGO. Vrs.19/23 La
actitud de los padres del que había sido ciego, fue muy temerosa, pues se
vieron comprometidos ante una declaración, que bien pudiera interpretarse como
un reconocimiento de que el hombre que se
llama Jesús, fuese el Mesías; toda vez que los Fariseos ya habían acordado
la excomunión a quienes confesaren que Jesús era el Mesías.
Ante tal amenaza, resulta
comprensible, que no dijeran toda la verdad; ellos conocían todo el proceso de la
curación de su hijo y compartían la misma alegría de la bendición, pero solo
dijeron, la mitad de la verdad; so pena de una excomunión mayor que convertiría
a la victima, poco menos que un paria; de ahí que derivaran su responsabilidad, al decirles: edad tiene preguntarle a el. Obraron así, por miedo, estimaron más sus
vidas socio-religiosas, que declarar la propia convicción de los hechos;
actuaron como mucha gente actúa, no quieren comprometerse, no sabemos, tal vez por el que dirán, una forma sin valor ni
espíritu; como Pilato, se lavan las manos.
Esta es la actitud de algunas
personas frente a la verdad del evangelio; saben que es la verdad, pero la
creen a medias, según su conveniencia; no aceptan un compromiso con Cristo, por
temor a dejar su forma y sistema de vivir. Les es más fácil decir, no sabemos que enfrentarse a la verdad desnuda.
V.
–
EL TESTIMONIO DEL CIEGO. Vrs.15/18 -24/34
La actitud valiente del que había
sido ciego, se refleja en su testimonio de la verdad, vivida y experimentada,
sin importarle sus consecuencias, ni el que dirán.
En medio de toda la discusión y
controversia, en la que llovían preguntas demasiado difíciles, sobre el que
había sido ciego; éste se armó del gran
hecho único de su experiencia; que habiendo
sido ciego ahora veo. Y el hombre que
se llama Jesús, lo hizo.
Las preguntas y el enojo de los
Fariseos, solo le compelían a ver con más claridad, lo que se ciño a su gran
experiencia. Lo maravilloso, es, que
vosotros no sepáis de donde sea, y a mi me abrió los ojos…. Desde el principio
no se ha oído decir que alguno abriere los ojos a uno que nació ciego. Si este
no viniere de Dios nada podría hacer.
Por su lealtad a Jesús, los
representantes de la religión tradicional llegaron a odiarle; pero su
entendimiento espiritual fue en aumento.
En el vrs. 11. habla de Cristo como
un hombre que se llama Jesús.
En el vrs. 17, dice de Jesús, que es
un profeta.
En los vrs. 35/38, viene a entender
completamente que Jesús, el Hijo de Dios; y le adoro.
El proceso inquisitorio que sufrió
este hombre, por aquellos líderes religiosos del pueblo, culmino con la
expulsión. De esta manera trataron de menospreciar la veracidad de un fiel
testimonio y la validez de su lógica: Que
habiendo sido ciego ahora veo.
Mi buen amigo y asiduo lector, El
Señor Jesús, nos esta enseñando en los vrs. 30/41, que la ceguera más
obstinada, es la ceguera espiritual y no física. Este hombre no era ciego porque andaba en
tinieblas; sino que andaba en tinieblas porque era ciego. Las escrituras nos
enseñan, mi querido amigo, que el hombre es ciego porque anda en tinieblas.
El Señor Jesús, dijo: El que anda en tinieblas no sabe donde va, es
ciego. Yo la luz ha venido al mundo para que todo aquel que cree en mí no
permanezca en tinieblas. (Jn.12:35 y 46) Yo soy la luz del mundo, el que me sigue, no andará en
tinieblas.(Jn.8:12) Los hombres aman las tinieblas, más que la luz, porque sus
obras son malas. (Jn.3:19)
Mi buen lector, el acontecimiento
histórico de la sanación de este hombre, ciego desde su nacimiento, nos ilustra la obra redentora del Señor
Jesús, como Luz del Mundo, y esta singular señal, como otras muchas en los
evangelios, según Juan en cap.20:30/31, fueron escritas para que creamos que
Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y
para que creyendo, tengamos vida eterna.
He aquí, por primera vez, el Señor
Jesús, se ofrece así mismo, como objeto
de fe, y no a las practicas y observaciones religiosas, formulando al
beneficiado, la siguiente pregunta: ¿Crees tú en el Hijo de Dios.? Pregunta, mi querido amigo, que te traslado
a ti, para que a la vista de las actitudes tomadas; por las gentes del pueblo,
los Fariseos, los padres y el mismo ciego ahora sanado, tomes una decisión savia y acertada para tu
salvación, puesto que el Señor Jesús vino dice él: Para juicio a este mundo; para que los que no ven, vean, y los que ven, sean cegados. Y a los que decían que no eran ciegos, les
respondía: Si fuerais ciegos, no
tendríais pecado: mas ahora porque decís: Vemos, vuestro pecado permanece. Vrs.
41
Ten en cuenta que el creyente, no recobra, sino
recibe una iluminación; el ciego no recobra, sino recibe lo que nunca tuvo.
Si yo no hubiera venido, ni les hubiera hablado, no
tendrían pecado; pero ahora no tienen excusa por su pecado. Jn.15:22
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a: V. Ibáñez