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martes, 19 de diciembre de 2023

JUDAS ISCARIOTE

                                                 JUDAS  ISCARIOTE  

                                     El Amigo Sombrío

            “Aun el hombre de mi paz, en quien yo confiaba,

              el que de mi pan comía,

             Alzó contra mí el calcañar.”  (Salmo 41:9)

 

            Siempre me ha ocasionado perplejidad la vida sombría, de la persona de Judas Iscariote. Como criatura de Dios, tuvo su niñez y adolescencia, en una ciudad de Judea llamada Querioht; de ahí que fuera identificado por el nombre y por su lugar de nacimiento, sin duda, para distinguirlo del otro apóstol llamado Judas hermano de Jacobo. (Lc.6:16)

 

            La primera referencia que encontramos en los Evangelios, de Judas Iscariote, es que fue escogido por el Señor, junto con los otros once apóstoles.  Lucas nos relata que el Señor pasó toda la noche en oración a Dios  (Lc.6:12).  Marcos hace referencia que la elección fue exclusiva del Señor, declarándonos: “llamó a sí a los que él quiso y vinieron a él y estableció a doce para que estuvieran con él, y para enviarles a predicar; entre ellos Judas Iscariote.” (Mc. 3:13-19).

            Los doce especialmente escogidos por el Señor, habían de ser los testigos de la buena nueva de la Redención , otorgándoles el poder de obrar milagros, limpiar leprosos, y sanidades; lo cual era una confirmación de su predicación. (Mt.10:5 y Mc. 6:7-13).

            Judas participó en este ministerio, llevando como compañero a Simón el cananista y fue testigo de cuán grande era el poder y autoridad del Señor, manifestado en ellos.

            No obstante y ante toda esta actividad misionera, Judas apenas se menciona en algo relevante; si no es por su idiosincrasia peculiar. En los evangelios se nombra a los doce apóstoles en repetidas ocasiones y siempre se hace en el mismo orden y es Judas Iscariote mencionado siempre en el último lugar, lo cual podría indicar una relativa falta de relación personal entre ellos y con el mismo Señor.

             De los pocos diálogos que encontramos en los evangelios que él mantiene con el Señor, el más significativo es cuando fue reprendido comedidamente por su desmedida avaricia (Jn.12:1-8). Posteriormente, y ya en medio de la ultima cena del Señor, cuando Judas le preguntó ¿Soy yo Maestro?” (Mt.26:25) y ya finalmente en la misma entrega a cambio de unas monedas de plata cuando le dijo “¡Salve, Maestro! Y le besó.” (Mt. 26:49-50).

            Los mismos evangelistas nos hacen notar, que cuando se dirigían a Jesús, asiduamente, le llamaban “Señor:” (Mt.14:30 - 16:22 - 17:4 - Jn.6:68). En cambio,  Judas nunca lo hizo, sino que le llamaba “Maestro.” (Mt.26:49 – Mc.14:45).

            La historia de Judas es una vida sombría. Las muchas manifestaciones de Luz, Amor y Poder espiritual en la cual se vio inmerso por la gracia del Señor, no fueron suficiente para reconocerle como “Señor y Mesías”. Los mismos compañeros de ministerio que conocían sus debilidades, cuando hablaban de él en relación con el Señor, nunca lo hicieron en tono despectivo, siempre decían de él  el que también lo entregó.“ (Mt.10:4 –Mc.3:19) a excepción de Lucas que en el capítulo 6 y verso 16 escribió: “que llegó a ser el traidor.”

            En Juan 6:70-71 encontramos la misma omnisciencia del Señor que todo lo sabe, sea pasado, presente o futuro. Él sabía lo que Judas elegiría, pero en su misericordia lo soporto amándole, como Él mismo enseñó a amar a nuestros enemigos, y sin duda alguna, un gran ejemplo para  todos nosotros.  

            En su sabiduría, Él respeta la personalidad del individuo a la vez que manifiesta su personalidad y amor hacia nosotros, hace lo posible para ayudarnos en nuestra elección, sin dejar de ser quien es, pero se anonada así mismo, para ser uno como nosotros. Y esto es lo que ofreció a Judas aun sabiendo que le iba a entregar: habiéndole amado, le amó hasta el fin.” y no sólo eso sino que además tomó una toalla y se la ciñó, tomó agua en un lebrillo y comenzó a lavarle los pies,” “Si sabéis estas cosas, bienaventurados seréis si las hiciereis.“ (Jn.13:1-20).

 

            Ahora bien, y después de todo lo comentado, la elección de entregar a Jesús fue personal. Probablemente pienses que juegue aquí el libre albedrio y que él pudo decidir libremente; pero en realidad es un libre albedrio que está condicionado por la avaricia y por sentimientos muy personales; por tanto, no es libre ni albedrio; es una voluntad no gobernada por la razón, sino por apetencias caprichosas del individuo. Judas era Judío, con sentimientos bien arraigados de su nacionalismo y como la mayoría de las personas de su época, creían que el Maestro iba a terminar con la ocupación  romana y establecería un gobierno de Israel. Seguramente, esta última observación, el amor al dinero y la mansedumbre de su Maestro, anunciando su muerte en Cruz, le impulsaron a entregarle.

 

            Judas tuvo su oportunidad para tomar su propia decisión, por lo menos antes que Satanás entrara en él (Jn.13:27) y que el anticipado conocimiento del Señor, advirtiera, no una, sino en varias ocasiones que uno de vosotros me va a entregar.” (Jn.6:70 -13:10 -18-21).

 

            Sí, mis amigos lectores, no cabe duda que Satanás tuvo su parte, como se menciona en Juan 13:27, pero no me diréis que Judas no estaba predispuesto para ello!  Su afán y actitud para lo ajeno (Jn.12:6), el afán de lucro (Mt.26:15) y su decepción al no reconocer a su Maestro como el Mesías que él esperaba daba lugar al diablo. Judas, aquel que en sus años de ministerio sujetaba a los demonios y los echaba fuera, se vio con una vida arruinada por su temperamento y carácter taciturno y al final dominado por estos mismos demonios.

 

           En conclusión, debemos extraer una lección a nivel personal y que

con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos.” (Hebreros 2:1). No debemos olvidar que a nosotros se nos ha puesto también, su causa en nuestras manos y se nos exhorta a que “andemos como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor.” (Ef.4:1-2). Y así evitemos ser dominados por el príncipe de las tinieblas. La amonestación es: “No deis lugar al diablo.(Ef.4:27)

 

            Pero además y pensando en nuestros hermanos, no olvidemos, que el Señor soporto con paciencia ejemplar, al discípulo que le había de entregar. Con todo, en nuestra vida de creyentes, nos habremos encontrado con alguien, que profesando fe, pudiera haber incurrido en alguna infidelidad, porque ninguno de nosotros estamos exentos de caídas como dice la palabra el que piensa estar firme, mire que no caiga.” (1ª.Cor.10-12)

            En este caso,  Hermanos, si alguno de entre vosotros se ha extraviado de la verdad, y alguno le hace volver, sepa que el que haga volver al pecador del error de su camino, salvará de muerte un alma, y cubrirá multitud de pecados. (Sg.5:19-20)

                                                                                  V. Ibáñez       

                                                                                                                  

 

miércoles, 12 de julio de 2023

LA HISTORIA DE NUESTRA SALVACIÓN

 

                 LA HISTORIA DE NUESTRA SALVACIÓN

                          Lectura en Hechos Cap. 13:13/43

           

            Los hechos relatados en la citada lectura, corresponden a los comienzos de la obra misionera en su primer viaje del apóstol Pablo y también de su primera predicación que se nos deja narrada.

            Esta predicación es considerada como modelo de la exposición de la Historia de la Salvación, tanto para Judíos como para nosotros los gentiles; en ella se esboza de una manera clara y sobre un fondo  histórico, la gracia de Dios trayendo salvación a todos los hombres y mujeres, mostrando la conformidad de esta Buena Nueva con las Sagradas Escrituras y resultando en todo, superior a la ley.

            La exposición del apóstol, está claramente diferenciada en tres partes que convergen en una oferta de salvación de parte de Dios para todo aquel que en él cree.

            I.-  FONDO HISTORICO ( Vers. 15 al 25

                Por lo que  leemos en el vers. 15, y que reseña muy bien el narrador de esta historia; “tan pronto como se dio fin a la lectura de la ley y los profetas, los principales de la Sinagoga les invitaron a dar una palabra de exhortación” El apóstol hecha señal de silencio principia su predicación haciendo referencia al hecho histórico del pueblo de Israel, con el propósito de resaltar la gracia de Dios contenida en el Antiguo Testamento y con el objeto de ganar así, la atención de sus oyentes; antes de hablarles de aquel a quien él quería que llegasen a conocer.

            Para ello, les recuerda cono Dios ha intervenido en el pasado y en el presente en beneficio de su pueblo, y en virtud de esa acción el apóstol hace un alegato de todas y cada una de las ocasiones en que Dios tomó parte en la vida e historia de Israel; poniendo en primera persona a Dios en cada crisis de su historia; les habla así, de sus antepasados para mostrarles por cual camino Dios quería conducirles hasta que llegasen a conocer al Mesías

Prometido por salvador a Israel.

            La elección de los patriarcas, la emancipación de Egipto, el establecimiento en Canáan bajo los jueces, la monarquía con el reinado de Saúl y la elección de David; son pasos que a través de los tiempos fueron preparatorios para este nuevo periodo que ahora se abre con el anuncio que de la simiente de David, conforme a su promesa, Dios levantó a Jesús por salvador a Israel.

            Y seguidamente se apresura a presentar el testimonio de Juan el Bautista, el último de los profetas  cuyo prestigio y honor era reconocido por todo el pueblo;  su mensaje fue el bautismo de arrepentimiento; y antes de la venida o manifestación del ministerio público de nuestro Señor Jesucristo decía: mas he aquí viene tras de mí uno de quien no soy digno de desatar el calzado de los pies (Vers.25- y Luc 3:16/17.)

               

                II.- IGNORANCIA A CERCA DE JESÚS Y LOS             PROFETAS

                Nadie puede ser salvo si no se reconoce pecador perdido y no se puede sentir la necesidad de ser pecador a no ser que sea sacudido por el Espíritu, mediante la  predicación del Evangelio que ponga de manifiesto la condición y estado pecaminoso del hombre delante de Dios.

            Y esto mismo es lo que trata de dar a conocer a sus oyentes, llamando su atención acerca de los hechos acontecidos en Jerusalén cuando Cristo fue apresado y crucificado, advirtiéndoles del error que cometieron aquellos habitantes y gobernantes de Jerusalén; al no conocer a través de las palabras de los profetas a Jesús como Mesías salvador; y que en su rechazamiento y muerte cumplían así lo anunciado por los profetas. (Léase en Sal.22:7 y 16/18 e Isa.53:3/6)

            A vosotros insistía el apóstol y a los que teméis a Dios os es enviada la palabra de esta salvación, porque se han cumplido todas las cosas que de él estaban escritas; quitándolo del madero lo pusieron en el sepulcro y  enfatiza por cuarta vez el apóstol declarando que es Dios

el que  interviene en este maravilloso plan de salvación; puesto que ahora no se trataba de una salvación política o nacional, sino algo más personal, ser salvos de la condenación diciéndoles: “Sabed pues, esto, varones hermanos: que por medio de él se os anuncia perdón de pecados, y que de todo aquello de que por la ley de Moisés no pudisteis ser justificado, en él es justificado todo aquel que cree” por haberle levantado de los muertos. (vers.37/38)

            Esta realidad y evidencia fue probada por muchos testigos ante el pueblo de Israel y ante sus gobernantes que no llegaron a reconocer a Jesús; por tal razón Pablo les anuncia el evangelio de aquella promesa que se había  cumplido a los hijos de ellos y a nosotros resucitando a Jesús y citando a continuación el Salmo segundo. (Vers.33 al 37)

            El apóstol quiso dejar  bien claro la filiación Divina de nuestro Señor Jesucristo como hijo de Dios, y argumenta que puesto que David murió y vio corrupción, es pues bien evidente que estos pasajes citados de las escrituras correspondes a las promesas del Mesías hechas a nuestros antepasados, cumpliéndose ahora en Cristo; las misericordias fieles de David, en cuanto a su santo no verá corrupción, (Sal.16:10) por haberle levantado de los muertos.

            Este es el evangelio que se predicaba y quiera Dios que se continúe predicando hasta el día de su venida. Porque lo que os anunciamos queridos amigos, es un mensaje de salvación que no viene de los hombres; sino de parte de Dios, para todos vosotros y nosotros; mirad sino como Pablo se esfuerza en señalar que es Dios el que interviene en la Historia de los hombres y por siete veces lo menciona en vers. 17-21-23- en los hechos históricos preparatorios a la manifestación personal de Jesucristo como portador de salvación y vida eterna: en los vers.30-33-36-37- se nos presenta la doctrina de la resurrección preanunciada en las profecías como promesa de Dios, hecha ahora realidad en la vida muerte y resurrección de Cristo.

 

   III.- EL PRIVILEGIO DEL PERDÓN; JUSTIFICACIÓN

                Después de haberles probado por las Escrituras que Jesús es verdaderamente el Mesías, el Salvador, no un caudillo nacional o político como ellos esperaban, sino todo lo contrario; algo más trascendental que supera a la muerte venciéndola y resucitando por gracia y poder  de Dios conforme a su promesa; anunciándonos por él, el perdón de nuestros pecados mediante el arrepentimiento y justificación por medio de la fe en Jesucristo, ya que “todo aquello de que por la ley de Moisés no pudisteis ser justificados, en él es justificado todo aquel que cree;”(Vers. 39)  esta fue la predicación del apóstol en Atenas y ha de ser la nuestra también, (Hch. 17:30/31) porque el evangelio que os debemos predicar, mis queridos amigos, es la palabra de salvación de parte de Dios, donde su gracia y su amor por todos nosotros, se manifiesta en la persona de nuestro Señor Jesucristo al realizar una obra de sacrificio expiatorio por nuestros pecados y que es ofrecida a todo aquel que en él cree.

            Mis queridos lectores, esta palabra de salvación enviada a todos los que tememos reverentemente a Dios, no es exclusiva para el pueblo Judío, sino para todo aquel que en él cree, y en él somos justificados por fe, esto es, Dios nos ve justos por habernos apropiado todos los beneficios que emanan del sacrificio expiatorio llevado a cabo en la cruz del Calvario por nuestro Señor Jesucristo:

Pues en esa ofrenda fueron cargados en él los pecados de todos nosotros  “Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Dios cargó en él el pecado de todos nosotros” (Isa.53:6)

            Hemos sido objeto de su predilección, de su amor, de su gracia y de su misericordia, todo por su buena voluntad, y esto nos sitúa en un estado privilegio y de favor singular; puesto que el mismo Señor Jesucristo dijo: “Porque de cierto os digo, que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis y no lo vieron; y oír lo que oís y no lo oyeron” (Mat.13:17)

            Oíd pues, mis queridos lectores, esta palabra de salvación y aceptarla por fe en vuestro corazón para vuestro perdón y justificación; no olvidéis que esta palabra es para vosotros y ella encierra el anuncio y proclamación de la gracia de Dios obrando a través de la Historia a favor nuestro.

            Existe mis queridos lectores todos, una gran advertencia, no solamente para aquellos judíos, sino para todos y cada uno de nosotros, y que a pesar del privilegio que tenemos por tener un mensaje completo de la salvación que Dios nos ofrece; entraña una tremenda responsabilidad en la que pudiéramos incurrir si menospreciamos esta salvación que de parte de Dios no es enviada. (Vers.40/41)

               

                                                         V. Ibáñez

 

 

viernes, 24 de febrero de 2023

 

                                              DOS ARMADURAS

                                          Con características distintas

                                                          Lecturas en:

                                   1ª.Samuel 17:38/47  y  Efesios 6: 10/18    

                      

         La lectura de estas  dos porciones, son muy enriquecedoras, porque nos muestran muy a las claras, la diferencia existente entre una armadura y la otra; así mismo entre un combate el otro.

          Como podemos observar, el combate de David con Goliat, era de   “carne y sangre,” y aparentemente muy desigual; pero la realidad estaba allí, en medio de dos campamentos.

            Ante tamaño desafío y dificultad que tenían delante de ellos los Israelitas, ¡que menos que proteger al muchacho dispuesto a hacer frente a tal provocación!:  Así que, el rey Saúl, vistió al muchacho David con sus ropas – de guerra – y puso sobre su cabeza un casco de bronce, y le armó de coraza. Y ciñó David su espada sobre sus vestidos, y probó a andar.

            ¡Ya sabemos las consecuencias!,  ni andar pudo: por consiguiente, extraemos la lección de lo peligroso que resulta vestir o investir con elementos de protección, no habituales y carentes del debido adiestramiento para un encuentro ofensivo. Yo no puedo andar con esto, porque nunca lo practiqué. Y David echó de sí aquellas cosas

            La determinación fue muy clara y resolutiva, tomó sus enseres habituales que formaban parte de su propia vida y personalidad, y salió al combate, no por sí, sino en el nombre de Jehová de los ejércitos., el Dios de los escuadrones de Israel.

            Hago aquí un paréntesis para relacionar. 1ª.Sam.17:47 Y sabrá toda esta congregación que Jehová no salva con espada y con lanza; porque de Jehová es la batalla y él os entregará en nuestras manos. En el trasfondo de la actitud de David, destaca su plena confianza en aquel cuyo nombre es el vencedor de las batallas, que salva por su poder; por consiguiente me lleva a considerar lo que el apóstol Pablo nos exhorta en Ef.6:10 a fortalecernos en el Señor, y en el poder de su fuerza.

            Sin duda alguna que esta ha de ser nuestra premisa, para hacer frente contra las asechanzas del diablo, y se nos recomienda a vestirnos de toda la armadura de Dios; porque ha diferencia del combate de David que era de “carne  y sangre”, esto es elemento humano; nuestra lucha es, contra huestes espitiruales de maldad. (Porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas. 2ª.Cor.10:4)Ni siquiera es ofensiva, todo lo contrario, es defensiva, puesto que nos manda a resistir, a estar firmes, a apagar los dardos, a orar, a velar y a perseverar en ello. Si esto es así,  Sabrá toda la congregación y el mundo, que Jehová no salva con espada ni con lanza.

            Como hemos considerado, las dos clases de armaduras, por cierto, eran muy distintas una de la otra. Saúl el rey, quiso vestir con sus ropas a David: Puso sobre su cabeza casco de bronce y le armo de coraza, le ciño de espada; bien protegido en lo que se advierte exteriormente, para una batalla muy significativa. – (Debo decir que la armadura entre los Israelitas, parece ser que era prerrogativa –privilegio del rey.-  Uzias (Azarias) fue el primero que armo a todo su ejército de armadura. 2ª.Cron. 26:14)

            Digo que esta batalla es muy significativa, por cuanto el relato de 1ª.Sam. 17:4/8, que muestra las características de Goliat con su armadura, eran aterradoras; era un fiel representante de una fuerza bruta, que desafiaba por espacio de 40 días al pueblo de Israel:

Quienes oyéndolo vociferar, se turbaron y tuvieron gran miedo.

            No siempre la fuerza bruta usa de sensatez, puesto que el desafió lanzado a Israel y a los servidores de Saúl que tanto asustaba;

fue prontamente y fielmente interpretado por el muchacho David, quien aclaro, que tal provocación era contra los escuadrones del Dios viviente. Tan profunda convicción le alentó al enfrentamiento, no sin antes hacer pública una confesión de fe. Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado…y toda la tierra sabrá que hay Dios en Israel.

            El Dios viviente, en contraste con los dioses paganos hechos de manos humanas. El Dios único que vive; y este testimonio, esta verdad, es para que lo sepa toda la tierra. ¡ Que declaración de fe más trascendental y hermosa.! Esta convicción de un Dios vivo, ha de fortalecerse y anunciarse en todas las circunstancias de nuestra vida, porque nuestro Dios, no salva con espada ni con lanza, sino con el  poder de su fuerza, la cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos. Ef.1:19:20  El poder de su fuerza obrando en nosotros nos ara ser mas que vencedores, y ha de ser verdad y experiencia propia lo que cantamos: “Mi confianza he puesto en ti Señor, mi confianza he puesto en ti.”

            Me gustaría resaltar la importancia de la recomendación del apóstol a vestirnos de toda armadura de Dios. Si nos fijamos, Pablo comienza su epístola llevándonos como por un vuelo a los lugares celestiales, haciendo de todo creyente que seamos benditos con toda bendición espiritual. Ef. l:3 Sin embargo termina su epístola con una descripción tan real de la esfera terrestre, en donde los creyentes debemos mantenernos firmes, frente a las fuerzas espirituales que nos son hostiles; de ahí, su insistencia en pedirnos que nos fortalezcamos, no en nosotros, sino en el Señor y en el poder de su fuerza, y nos exhorta a vestirnos de toda armadura de Dios, esto es; que hagamos nuestra esta verdadera protección; puesto que se nos invita a tomad, que en verdad es un acto consciente de apropiación individual para resistir: Tengamos bien en cuenta esto, para resistir, no para vencer; Cristo es el vencedor, a nosotros se nos ha concedido resistir y padecer por él. Es pues nuestra responsabilidad el vestirnos bien de la armadura de Dios.

            Por lo que leemos en esta epístola, esta armadura, consta de siete partes bien diferenciadas que el apóstol describe como necesaria para nuestra lucha defensiva y continuada, contra elementos espirituales y que consisten en:

            Cinto: que ciña nuestros lomos con la verdad; la lucha no lo será, si estamos preparados dentro de la esfera de la verdad. (Isa.11:5 – 1ª.Pdr.1:13)

            Coraza: de justicia, es la parte que protege el corazón, en su Justicia , integridad y rectitud.(Isa.59:17 – 1ª.Tes.5:8)

            Calzado: el calzado hace que nuestros pies estén firmes en él

y en la confirmación del evangelio de paz. (Isa.52:7  Nah. 1:15 – Rom-10:15)

             Escudo: de la fe,  este sobre todo,  parece una adición, como si dijera: “además” protegeros en esa esfera de la fe, que es la que vence al mundo. (1ª. Jn. 5:4)

             Yelmo: casco de la salvación, Cristo es nuestra salvación,  protección y por el poder de su fuerza, venció sobre todo principado, potestad, potencia y señorío. (Ef.1:21)

            Espada: del espíritu que es la palabra de Dios: “es, el escrito está,” que utilizo el Señor Jesús y sigue siendo viva y eficaz, y más penetrante que toda espada de dos filos; y que alcanza hasta partir el alma, y aun……Hbr.4:12

            Orando: es y debe ser el hilo conductor que sintonice constantemente, con aquel que es el vencedor, el Dios vivo, de quien es la batalla.

            Hay que tener en presente que toda armadura diseñada para el combate espiritual, ya fue en parte y en todo, utilizada con esplendidos resultados, por nuestro divino combatiente el  Mesías prometido.

                                      <<< >>>

           Y será la justicia cinto de sus lomos, y la fidelidad ceñidor de su cintura. Isa 11:4/5.

        Pues de justicia se vistió como de una coraza, con yelmo de salvación en su cabeza. Isa.59:17

            ¡  Cuan  hermosos son sobre los montes los pies del que trae la paz, del que trae nuevas del bien, del que publica salvación, del que dice a Sion: ¡ Tu Dios reina. ! Isa.52:7  -  Rom.1º:15

                                                                     V.Ibáñez