MOTIVO Y CONSECUENCIA DEL AMOR DE DIOS
Lectura. 1ª. Juan, 4:7/12
Texto.1ª.Juan, 4:11
Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros.
La clave de esta meditación, está más bien relacionada
con el resultado del amor de Dios y con el motivo o consecuencia.
Ante nosotros tenemos unas
manifestaciones que el apóstol subraya, diciéndonos que la consecuencia o
motivo del amor de Dios, se
mostro al enviar a su hijo unigénito para que vivamos por él, y que el
resultado real por el cual somos beneficiarios todos nosotros, es que él es la
propiciación por nuestros pescados. ¡He aquí el hecho incontrovertible del amor
de Dios!; una iniciativa divina que como consecuencia le amamos porque él nos
amó primero.
Ahora, amados dice el apóstol, la
lección práctica es:
Si Dios nos
ha amado así, debemos también –de igual manera- amarnos unos a otros. Sin
duda que Juan recordaba las palabras del Señor Jesús cuando dijo: Este
es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado. Nadie tiene
mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos. Jn.15:12/13
Alguien dijo, que el amor es una
dulce palabra pero aun más, es un dulce hecho. Ni que decir tiene, que hay
mucha razón en ello; no podemos estar hablando del amor todo el tiempo de una
forma o manera interesada y victimista, si no estamos dispuestos a ejercitarlo
con el espíritu que fue manifestado y motivado por el Señor. Porque todo amor,
mi estimado lector, aun el mismo amor carnal que mas corrientemente llamamos “cariño,”
lo aplicamos en el mejor sentido y cosas, porque lleva consigo cierta
bienquerencia para con aquellos a quienes se ama.
De esta forma también el apóstol
Pablo manifiesta esta verdad, en su motivo y consecuencia: Mas Dios muestra su amor para con
nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros
(Rom.5:8) Me sugiere mi mente aquella
segunda estrofa del himno de Don Mariano San León que reza así: ¡Misterio profundo la Cruz del Calvario! ¡El
Verbo humanado muriendo por mí! ¿Qué viste en el hombre, Señor, que te llegas
al leño espantoso y mueres por mí?
SI YO OS HE
AMADO ASÍ.
¡Que amor tan inmenso! Y Señor, tu nos dices, si yo
os he amado así: ¡Pero cuanta flaqueza, debilidad y torpeza hay en
mí! ¿Yo debo amar de tal forma y manera como tú me amaste a mi;? Tal es la
enseñanza que el apóstol Juan quiere que impacte en todos nosotros; nada el
Señor busco de nosotros y sin embargo nos busco como algo a rescatar.
Recordemos todos, una sola oveja se
le había extraviado, la encontró y se la puso sobre sus hombros gozoso; ¿Y qué
diremos; que la oveja era necesaria al pastor, o más bien que el pastor era
necesario a la oveja? ¿A caso nos amó Dios para que siguiéramos siendo
extraviados pecadores? ¡No! amó lo que quiso que fuéramos, motivo de su gozo y
ovejas de su prado. Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos
de Dios…y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser.
Recuerdo haber leído alguna vez, algo así: Miguel
Ángel, un buen día vio un enorme bloque de mármol que habían extraído de la
cantera y al verlo dijo en una expresión de admiración. ¡Eh aquí a Moisés! No
se ilusiono del tosco bloque de mármol, sino que en su arte vio lo que había de
ser.
Mi querido y paciente lector, desde
el momento que hemos tratado de reflexionar sobre el amor que debemos ejercer
para con nuestros hermanos, nos hemos visto involucrados en que si amamos
debemos amar como él nos amó y esta consecuencia es trasladada también a
nuestros semejantes, prójimos o enemigos; están estrechamente relacionadas una
con la otra; pues si bien el apóstol sobre el amor a nuestros enemigos en esta
epistola no dice nada, bien leemos en el evangelio: Amad a vuestros enemigos,
bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por
los que os ultrajan y os persiguen:… Porque si amáis a los que os aman, ¿qué
recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos? (Mt.5:44/46)
Así que como consecuencia de este
mandamiento, debemos nosotros dilatar nuestro amor de forma y manera que llegue
hasta nuestro enemigo de la misma disposición o porte con que él nos amó a
nosotros. Nuestro Señor Jesucristo es una fuente de ejemplos, de cómo amo a los
pecadores y enemigos, desde la cruz pidió al Padre el perdón para los que le
sentenciaron y le clavaron en el madero; (Lc.23:34) y si pidió el perdón, ¿no
fue con intención de rescatarlos a fin de estar
con él en el paraíso? Y yo si fuere levantado de la tierra, a
todos atraeré a mí mismo. (Jn.12:32)
Por consiguiente deberíamos
reflexionar más sobre el
Amor de Dios
derramado en nuestro corazón, (Ro.5:5) y comprender que no todo lo que pensamos
sobre el amor, es amor fraterno. Dios nos mostró su amor, en que siendo aún
pecadores, Cristo murió por nosotros, (Ro.5:8) y si nos amó y nos ama, ¿no será que ama más
al enfermo que a la enfermedad? ¿No trata el médico de eliminar la causa o
motivo de la enfermedad con el fin de liberar al enfermo de tal azote? El hecho de decir a la Samaritana toda la verdad, ¿era por porque la quería menos o para que
tuviera conciencia de los cinco maridos que tuvo y el que tenia no era su
marido? Ella fue más sincera que muchos de nosotros; estimó que
me ha dicho toda la verdad; y la verdad hace a los hombres libres si la
aceptan.
Tal es el amor con que él nos amó y
al que estamos llamados a practicar, buscando en ello rescatar el alma
descarriada; creo que este es el sentir del siervo de Dios Santiago cuando en
su epistola nos dice: Hermanos, si alguno de entre vosotros se ha
extraviado de la verdad, y alguno le hace volver, sepa que el que haga volver
al pecador del error de su camino, salvará de muerte un alma y cubrirá multitud
de pecados. (Stg.5:19/20)
Seamos sinceros y consideremos como
debemos amarnos, porque no siempre lo mejor es bueno para nosotros, ni para
nuestros hermanos o prójimos, puesto que la Escritura expresa un amor redentor
y rescatador a una continua comunión con Dios. Las amonestaciones de Moisés al
pueblo de Israel estaban dirigidas en este sentido. Cuídate de no olvidarte de Jehová
tu Dios para cumplir sus mandamientos que yo te ordeno hoy; no suceda que comas
y te sacies, y edifiques buenas casas en que habites, y tus vacas y tus ovejas
se aumenten, y la plata y el oro se te multipliquen, y todo lo que tuvieres se
aumente y se enorgullezca tu corazón, y te olvides de Jehová tu Dios.
(Deut.8:11/14)
Así que mis pacientes lectores termino con las
palabras del apóstol Pablo: Cada uno de nosotros agrade a su prójimo en
lo que es bueno, para edificación. (Ro.15:2)
V.Ibáñez