Translate

domingo, 29 de agosto de 2021

NI ERES FRÍO NI CALIENTE

 

                                  NI ERES FRÍO NI CALIENTE

                                          Lectura. Apoc. 3:14/22

                                              Texto. Apoc. 3:15

Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojala fueses frío o caliente!

                La lectura de estos versículos forman parte del mensaje del testigo fiel y verdadero, el principio de la creación de Dios, es decir, la revelación del que como dice Juan: “del que existe, existió y que ha de venir, el Todopoderoso” (Apoc.1:4y8)  en definitiva el Amén” la confirmación y la verificación de todas sus promesas por medio de nosotros, (2ª. Cort.1:20) él dice esto: “Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente te vomitaré de mi boca.

            Como hemos leído el “testigo fiel y verdadero” describe el estado en que se encontraba la iglesia de Laodicea; una ciudad orgullosa e independiente, donde el trafico del oro, la importancia de su brillante lana negra, la fabricación de sus ungüentos (colirios) para enfermedades de los ojos, y situada frente a otra ciudad llamada Hierápolis; famosa por sus aguas termales, que al enfriarse y volverse tibias producían nauseas. (Col.4:13)

            Siendo este el entorno en que se desenvolvía la iglesia, no es de extrañar que su menbresia  fuese un tanto desinteresada pasando de muchas cosas o más bien siendo indiferentes, por considerarse autosuficiente; - “de ninguna cosa tengo necesidad” orgullosos, -yo soy rico y me he enriquecido” y por consiguiente andando en ellos las más lamentable ignorancia, puesto que no conocían que eran unos “desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo”

            No es de extrañar que el Señor les reprenda, usando términos muy conocidos por ellos, como la tibieza, tal vez la más incisiva: Porque, ¿quién no ha experimentado en su vida una nausea o vomito provocado, por ejemplo, por agua tibia o sulfurosa, que al beberla u olerla experimenta una sensación de asco o repugnancia?  Sin duda que ellos tenían experiencia de ello a causa de las fuentes termales o sulfurosas de la ciudad que tenían en frente; y esta es la sensación que motiva en el Señor su reprensión a esta iglesia, ya que no puede tolerar tal circunstancia y condición sin que le provoque verdadera nausea y vomito.

            I.-  La tibieza provoca un estado indolente

            Lamentablemente no estamos acostumbrados a considerar la “tibieza” como una cosa tan perniciosa como en realidad lo es, pues produce vomito al Señor; es cierto que el creyente esta prevenido contra otros pecados más notorios y groseros de los cuales nos avergonzaríamos, pero no nos afectamos ni sentimos vergüenza por el pecado de la tibieza.

            En realidad todo pecado invita a la ira de Dios; cuando leemos la lista de pecados catalogados en la Biblia, encontramos que todos ellos merecen la indignación de Dios; sin embargo este texto de apocalipsis revela claramente el hecho que este pecado de tibieza afecta a nuestro Señor de una forma considerable, de tal modo que le provoca vomito. ¿Por qué mis queridos hermanos? Porque es un pecado que esta única y exclusivamente en cada uno de nosotros, nos pertenece por decirlo así; se encuentra en mí, en ti y en la iglesia, y no en el mundo; Me explicare: Hay pecados que pertenecen exclusivamente al ámbito terrenal o mundano, que de cometerlo un creyente, sin duda alguna se avergonzaría inmediatamente; y sin embargo, muchos de nosotros somos víctimas  - temporalmente – de la  tibieza  y no pasamos por la vergüenza que pasaríamos de cometer  esos pecados groseros detestables; porque la tibieza usa de porte respetable, vive una vida moral, cultiva la amistad, por supuesto la comodidad, ama la convivencia y desarrolla en nosotros como por contagio, la pereza, el pasotismo y consecuentemente la perdida de la verdadera identidad.

            II.- La tibieza provoca un estado de inconsciencia

            Esto es un asunto muy serio que nos afecta a todos y que a muchos ha hecho infelices, por cuanto en tal estado, no hay – en el individuo corporativamente hablando -  fuerza ni actividad, ni progreso y mucho menos sentimiento de lo que le falta; “de ninguna cosa tengo necesidad” tal estado de pereza moral induce a tener un falso concepto de la realidad que se vive, aflorando el orgullo jactándose de que no le falta nada, dice: “me he enriquecido” Efraín dijo: ciertamente he enriquecido, he hallado riquezas para mí; nadie hallará iniquidad en mí, ni pecado en todos mis trabajos” (Oseas.12:8)

            He aquí, expresiones que deben ser entendidas no en relación a los bienes materiales, sino a las gracias espirituales, aconsejándonos a que de él compremos el verdadero oro refinado en el fuego de su amor que tiene por cada uno de nosotros.

            El peligro que actualmente se cierne en las iglesias de Cristo, es la falta de discernimiento a causa de una ceguera espiritual que le ha sobrevenido por las deslumbrantes ideas y conceptos de quienes legislaron al margen de Dios, imponiendo y envaneciéndose en sus razonamientos que se han ido aceptando y tal vez propensos a complacerse con los que los practican.

            No es de extrañar pues, que el Señor nos reprenda y llame a nuestra pobre cordura, para que no se descubra la vergüenza de nuestra desnudez, y nos invita por medio del arrepentimiento a comprar de él vestiduras blancas para vestirnos de nuevo y ungir nuestros ojos con colirio, de tal forma que en nuestra ceguera temporal podamos ver y proveer claramente una dirección espiritual para estos tiempos tan peligrosos. Todos estos términos y expresiones, son acumulados para convencernos de nuestra tibieza y de tanta miseria espiritual que nos rodea, y para que nos apropiemos por su severa represión, la gracia que nos aporta su amor para tener celo y hacer nuestro un verdadero arrepentimiento.

            Mis queridos hermanos en la fe, diré que, acerca del celo por un servicio digno para Cristo y la Iglesia, el Señor no permite a nadie en su obra con los ojos vendados por prejuicios ajenos a su ministerio y mucho menos con los ojos cegados por las nieblas carnales de este mundo; porque el mensaje que se nos está comunicando por una tibieza de actitud es: “Que ya no podemos ser tan estrictos en la fe porque los tiempos han cambiado, las gentes muestran un espíritu más amplio y tolerante; que la ciencia y la técnica han evolucionado,”  cuando se nos dice esto; lo que realmente se nos quiere decir, es que el hombre moral y espiritualmente ha mejorado, se ha hecho más bueno y consecuente con su entorno. Lo cierto es que el corazón del hombre, es el mismo ahora que hace dos mil años, sintiendo y viviendo de espaldas a Dios.

            “Yo reprendo y castigo a todos los que amo; (amor rescatador) sé, pues, celoso y arrepiéntete”  Si esto no es así; nos faltarán fuerzas y virtud espiritual para decir a las gentes que: “Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan; por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designo, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos. (Hch.17:30/31)

            Queridos hermanos, prestemos atención a los medios de gracia que el Señor pone a nuestra disposición y echemos mano de ellos con al objeto de no provocarle nauseas.

 

Comentario:                                                       V. Ibáñez

vicenteibanezsaez@hotmail.com