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domingo, 7 de febrero de 2021

RECUERDA POR TANTO

 

                                  RECUERDA POR TANTO

                                    Lectura. Apoc. 2:1/7                         

                                      Texto. Apoc. 2:5

“Recuerda, por tanto, de donde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras;  . .  . . . . .

            Esta lectura corresponde a la primera carta de las siete que el Señor manda que sean enviadas a las iglesias que están en Asia. (cap.1:11)  Es mismo Señor Jesús quien se describe como: el que tiene las siete estrellas y anda en medio de los siete candeleros.” Expresiones sin duda de su constante presencia y actividad en medio de las iglesias; (cap.1:20) ellas reciben de él la luz y él puede cuando quiera, “quitar el candelero de su lugar” (cap.2:5)

            Sin duda que este es el primer mensaje del Señor resucitado y está dirigido a la iglesia en Efeso, la más importante e influyente de toda la provincia de Asia Menor. El Señor que escudriña el corazón y los riñones, conoce perfectamente las obras, las actividades y las condiciones morales de cada iglesia; no solamente las de su actividad o de las acciones aisladas de sus miembros, sino todas las manifestaciones de su vida, que como cualquier árbol sus frutos pueden ser buenos o malos.

            Así pues, como podemos apreciar este mensaje tiene varios aspectos; la aprobación, la censura, la exhortación y una invitación con promesa; los creyentes son alabados por sus obras y por su paciente resistencia ante la hostilidad pagana; además habían rechazado con razón a los falsos apóstoles y las malas enseñanzas e influencias de los nicolaítas. (Los nicolaítas fomentaban la doctrina de Balaam y una mal entendida libertad, por la cual los creyentes podían permitirse consumir cosas sacrificadas a los ídolos, en contra a las observaciones del concilio de Jerusalén, Hch.15:29 y a cometer actos inmorales. (apoc.2:14)

                        No obstante esas virtudes, los cristianos de Efeso son amonestados por haber dejado su original calor de amor y devoción; las obras de la iglesia continuaban, pero no son ya las primeras obras porque les faltaba el espíritu de la caridad; ninguna cualidad digna de alabanza sirve si hay falta de amor. (1ª. Cort.13:1/3)

                        El Señor formula este áspero y severo cargo  “has dejado”  -abandonado–  tu primer amor”  severa reprensión, porque por lo que leemos la iglesia –no ha perdido- como algo irrecuperable por un acto involuntario, sino todo lo contrario,  “ha dejado” como algo que se abandona voluntariamente y que es factible de volverse a recuperar; y no deja de ser a la vez de que se nos acusa, un aldabonazo, un llamamiento a nuestra conciencia adormecida por la práctica de un servicio rutinario o profesional.   

                        I.-   Aquel primer amor

            Quienes estén en condiciones de recordar, -pues se nos invita a ello-  traerán a sus mentes aquellos primeros años de nuestra conversión; fueron de alegrías, le amábamos porque él nos amó primero y su amor fue para nosotros una fuerza impulsora en celo, y  devoción; quienes nos rodeaban nos alentaban con su espíritu de amor trabajando por el Señor y animándonos a tomar parte en ese espíritu misionero-evangelizador desinteresado, con el fin de que otros encontraran en el

Señor lo que nosotros habíamos encontrado y estábamos experimentando.

            Era un tiempo celoso en devoción, en sacrificio y trabajos, fue puro y desinteresado, solo el servirle y agradarle nos importaba, no fue carga molesta, ni una rutina obligada, sino un corazón ensanchado y agradecido, todo fue un gusto y se abrieron más puertas al testimonio. ¿No era así queridos hermanos? Un gran amor mutuo, un vivo interés los unos en los otros, un celo por no faltar a ningún culto, un espíritu misionero  (uno por uno) para la conversión de otras almas, todos pronto para orar y para hacer lo que hiciera falta; hubo armonía, gusto, comunión, gran alegría, conversaciones sobre la palabra; esto fue nuestro primer amor y sin duda el de aquellos creyentes de Efeso.

                        II.- has dejado – abandonado

            Atención hermanos, este cargo que el Señor nos imputa es un llamamiento a nuestra conciencia y una denuncia común al acto mismo voluntario que ello implica, puesto que se puede dejar una cosa, para coger otra y en esta acción interviene la voluntad. Traeré a vuestra consideración la apostasía de Israel, denunciada como aquí por nuestro Dios. Me he acordado de ti, de la fidelidad de tu juventud, del amor de tu desposorio, cuando andabas en pos de mí… ¿Qué maldad hallaron en mí vuestros padres, que se alejaron de mí, y se fueron tras la vanidad y se hicieron vanos? (Jer.2:2-5)

            Es bien evidente pues, que una especie de moral relajada libre o poco sana, que invierte los más elementales principios de un andar con Cristo nos ha invadido sino fascinado; porque ya no se trata de trabajar por amor de su nombre y hallar mentirosos a los falsos apóstoles y no desmayar en este empeño, sino de algo voluntario que hemos hecho, has dejado, por lo que todo o cualquier cosa vale si es hecho en su nombre. Sobre esto el Señor dice: “Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad” (Mat.7:22/23)

            ¡Pero quién nos alucino! ¿habrá sido tal vez la influencia de los nicolaítas modernos, con sus ideas progresistas de libre moral que todo lo aceptan y justifican cualquier situación por estragarse en las costumbres de este Mundo? Ejemplos tenemos de cómo esta influencia actúo en la historia con perniciosos resultados.

            Balaam no pudiendo alcanzar sus objetivos de maldecir al pueblo de Israel, aconsejo a Balac para que las hijas de Madián sedujeran a los hijos de Israel, el resultado fue fornicación e idolatría (Num.25:1/2 y 31:16)                                                                                                 Sansón fue fascinado por los encantos de Dalila y sucumbió ante sus engaños, resultando con la perdida de la vista. (Jue.16:21)

            El ambiente de Sodoma y Gomorra, fomento si  duda la incredulidad de la mujer de Lot, y quedo convertida en estatua de sal.                                           Demas, amaba este mundo y por ello abandono al apóstol Pablo. (2ª.Tim.4:10)                                    

            Los ojos de David despertaron sentimientos impuros pecando con Betsabé. (2ª. Sam.11:1/4)     

            Acán, fue fascinado por el oro y el manto babilónico y fue su perdición. (Jos.7:1-20/21)

            III.-   Recuerda, por tanto,..

            El Señor formula una invitación, en orden a la causa que ha provocado este abandono y nos emplaza a recordar; esto es, traer a la memoria, donde, cuando y como fue nuestra caída, es decir, que nos examinemos muy interiormente hasta tener conciencia de cómo fue nuestro acto deliberado, de dejar” y efectuar una vuelta completa dando la espalda al camino o situación que teníamos delante.

            Este reconocimiento de donde se ha caído y el acto de salir de él, está muy bien explicado en las Escrituras: David reconoció su cruenta falta y confeso arrepentido: “Porque yo reconozco mis rebeliones, y mi pecado está siempre delante de mí. Contra ti, contra ti solo he pecado, y he hecho lo malo delante de tus ojos. …Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí” (Sal.51)

                                                                  V. Ibáñez