LA
OBEDIENCIA A LA FE
Romanos. 1:5
Lectura: “ y por
quien ( Jesucristo ) recibimos la gracia y el apostolado , para la obediencia a la fe en todas las
naciones por amor de su nombre;
Podemos
afirmar sin temor alguno, que el gran tema del Apóstol San Pablo en esta
Epístola es la fe; tanto en su aspecto objetivo como subjetivo, siendo el punto
culminante del Apóstol, ” La justificación por le fe, recordando el texto en el
libro de Habacuc, Cap.2:4, El justo por su fe vivirá.”
Pero debemos
enfatizar este otro aspecto que el apóstol remarca sobre la “ obediencia a la fe,” puesto que con esta
idea comienza esta epístola, escrita a los cristianos de Roma, exponiéndoles
con toda suerte de detalles, las cosas maravillosas que Dios ha hecho para que
todos los Gentiles obedezcan a la fe.
Oigámosle en
el cap. 1:5 “ por quien (Jesucristo)
recibimos la gracia y el apostolado
para (promover) la obediencia (que
nace de) la fe.”
Leamos en el
cap. 15:18 “ Porque no osaría hablar sino
de lo que Cristo ha hecho por media de
mí para (promover) la obediencia de los gentiles, con la palabra y con las
obras.”
Fijémonos en
su último cap. 16:26 “ ha sido
manifestado ahora (el misterio oculto) y por las Escrituras de los profetas,
según el mandamiento del Dios eterno, se ha dado a conocer a todas las gentes
para que obedezcan a la fe.“
En las tres
referencias leídas, el apóstol nos declara haber recibido por Jesucristo, no
solamente la dignidad de su apostolado, sino también y ante todo, la gracia que
ha sido el origen de su ministerio; pues debemos tener bien en cuenta que la
Gracia es común a todo creyente, mientras que el apostolado no.
El objeto de
su misión o ministerio es el anunciar o promover, entre los gentiles la obediencia
a la fe. Efectivamente la obediencia a la Palabra de Dios la obediencia al
Evangelio, es en nuestro texto, la obediencia a la fe, y no hay, nunca puede
haber, otra obediencia que sea aceptable a Dios, como no sea ese acto de
sumisión a Dios que nace de la fe.
Esto es lo que
el apóstol nos quiere enseñar, que nuestra obediencia a su Palabra, nazca de la
fe, que la origine, que la inspire, en una palabra que la promueva, Pues sin fe es imposible agradar a Dios,”
(Hb.11:6) y por consiguiente sin fe, es imposible obedecer. La obediencia
tiene que ser de la fe, no puede haber obediencia antes de la fe.
La fe es el
lazo indispensable de unión con Cristo Jesús y la obediencia el fruto de la
misma; no podemos dar fruto sin ser ramas y no podemos ser ramas sino estamos
en la vid divina Cristo; esto enseña el Señor Jesús, en San Juan 15:4/5.
Concluiré
diciendo que la fe y la obediencia, si bien son distintas, son completamente
inseparables: Por la fe reconocemos a nuestro Señor Jesucristo como a nuestro
salvador y Señor; por la obediencia nos gobernamos, regimos y servimos de
conformidad con sus mandamientos; la fe nos hace hijos de Dios, (Gal.3:26) la
obediencia pone de manifiesto que somos discípulos de Cristo.
I.- SIN FE ES IMPOSIBLE OBEDECER Y SERVIR
Para ilustrar
esta exposición sería importante leer en Génesis cap. 22:1/14. El escritor sagrado haciendo referencia al
citado capitulo nos dice: “Por la fe Abraham,
cuando fue probado, ofreció a Isaac; y el que
había recibido las promesas ofrecía su unigénito.” … Hb.11:17/19
Abraham no
solo se puso en camino obedeciendo a Dios, sino que prosiguió adelante hasta el
mismo lugar donde Dios le había designado. Solamente en cuanto y tanto,
marchemos por fe, podremos empezar, continuar y acabar nuestras obras en Dios.
Abraham no se
acercó a Dios de labios, no, él no dijo “voy Señor” dejando de ir; él fue
porque todo era una profunda realidad de obediencia a la fe.
Es fácil a
veces, hacer alarde de obediencia y abnegación, cuando no se nos pide
manifestación de las mismas. Es fácil precipitarnos a decir: “Aunque
todos sean escandalizados en ti, yo nunca seré escandalizado. Aunque me sea
menester morir contigo, no te negaré.” (Mt.26:33/35)
Pero aquí de
lo que se trata, de lo que se está tratando, es obrar (obedecer) y no hablar,
de permanecer firmes en la fe y soportar la prueba. Cuando Pedro fue puesto a
prueba quedo aplastado; la fe nunca puede alardearse de lo que quiere hacer,
sino hace lo que puede mediante la potencia del Señor.
II.- LA OBEDIENCIA QUE NACE DE LA FE
Hemos estando comentando la importancia de la fe, en lo
referente a nuestra relación con Cristo y con respecto a nuestra posición como
hijos de Dios, veamos ahora la importancia de la fe en acción.
Es cierto que
Abraham fue justificado – por la fe – cuando creyó a Dios (Gn.15:6 – Ro.4:3) y
también fue justificado y reconocido, cuando ofrecía a su hijo Isaac en el
altar del monte Moriah. (Sg.2:21/23
En el primero
de los casos, nos explica el secreto de la posición de Abraham ante Dios, - fe,
creyó; el segundo nos muestra a Abraham ejerciendo esa misma fe, promoviendo su
obediencia a la exigencia o mandamiento de Dios.
Es muy
conveniente recordar esta diferencia; pues no hubo voz del cielo cuando Abraham
creyó a Dios, no obstante viéndole y teniéndole entonces por justo.
(Gn.15:6) Pero cuando hubo puesto sobre
el altar a su hijo para ofrecérselo a Dios en sacrificio, entonces sí que la
voz de Dios pudo decir: Ya conozco (Gn.22:12)
Hasta entonces
no se había dado la prueba; la fe existía sin duda alguna y estaba allí, Dios
lo sabia; pero el punto importante aquí, es que Dios hace depender de esa fe,
la prueba misma en demostración de obediencia y abnegación en el altar del
monte Moriah.
Así concluimos
diciendo con Santiago 2:22 que, la fe se manifiesta siempre por las obras, son
sus frutos.(Mt.7:20) Necesitamos tanto
lo uno como lo otro; puesto que el principio interior de nuestra fe no va sin
la vida exterior, precisamente como ésta no tiene valor ni poder, sin el
principio interior de nuestra fe, que todo lo ha de promover y originar.
(Sg.2:22-26)
El apóstol
Pedro nos dice: “ para que sometida a
prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se
prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea
manifestado Jesucristo” 1ª.Pdr.1:17)
La fe de
Abraham fue puesta a prueba al ofrecer a su hijo, pero quitémosle esa fe y
Abraham entraría en toda clase de críticas y juicios, presentándonoslo como a
un insensato infanticida. Pero si por el contrario tomamos su fe en cuenta; se
nos manifiesta como obediente, adorador fiel y abnegado, cual hombre creyente
en Dios y justificado por sus obras. (Sg.2:1/22) Y desde entonces los creyentes y el Mundo
entero, tuvimos la prueba irrefutable del hecho portentoso, que Abraham era ya
un hombre justificado y ahora reconocido por aquel que desde los cielos pudo
anunciar al Mundo, con el gran grito de testimonio. “ YA CONOZCO QUE TEMES ADIOS. (Gn.22:21)
La exposición
que he presentado ante vosotros, mis muy apreciados lectores, sobre la
obediencia ( que nace ) de la fe, pone de manifiesto la gran responsabilidad
que tenemos ante el Mundo que nos rodea, sobre el profesar de la fe. El “Ya
conozco” corre como un eco por toda la Escritura, enseñándonos y exhortándonos
a todos y cada uno de los creyentes a manifestar exteriormente nuestra fe: De
los apóstoles decían las gentes que conocían que habían estado con Jesús: El
apóstol Pablo nos recuerda que somos epístolas vivas. (2ª.Cor. 3:2/3)
El capítulo 11
de la epístola a los Hebreos, es un fiel exponente de la fe en acción, es
manifiestamente “la obediencia (que nace) de la fe. )
En nuestros
tiempos, es necesario PROMOVER la
obediencia a la fe, para que nuestras vidas sean reales, autenticas,
justificadas y reconocidas por todos, como nacidas de la fe en Cristo Jesús
Señor Nuestro.
Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra (fe) esperanza,
porque fiel es el que prometió. (Hbr.10:23)
Vicenteibanezsaez@hotmail.com V.Ibáñez
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