SI SABÉIS ESTAS COSAS...
Si sabéis estas cosas, bienaventurados seréis
si las hiciereis.
Texto.
Juan 13:1
Lectura, Juan. 13: 1/2
Nuestro Señor Jesucristo había
terminado su ministerio terrenal, que fue dirigido a su propia nación y que a
causa de sus dirigentes “los hijos del reino” permanecieron en tinieblas
espirituales no reconociéndole como “el reino de Dios entre vosotros” Mt.23:13
Si hiciéramos un breve recorrido
sobre el contenido del Cap. 12 de este mismo evangelio, observaremos que fue el
principio de la última semana de la vida de nuestro Señor y que se encontraba
en Betania, en el hogar de Lázaro, María y Marta los cuales hicieron una cena
donde María servía y Lázaro era uno de los que estaban en la mesa.
(Jn.12:2) Sus modos de obrar, así como
sus palabras y portentos realizados; según nos relata el evangelista Juan,
tenían soliviantados a los Judíos que juntamente con los sacerdotes, acordaron
dar muerte a Lázaro, porque a causa de él muchos de
los Judíos se apartaban y creían e Jesús. (Jn.12:11)
El evangelista Juan, tiene mucho
cuidado en recapitular las enseñanzas del Señor, que en sus diversos discurso
pronuncio; Jesús había pedido fe en él
como enviado de Dios
(Jn.12:44/45) repitió que él vino como
luz al mundo (vers.46) que no era un juez que venía a juzgar, sino a salvar,
(vers.47) declara
que a causa de la actitud antagónica a su palabra ellos mismos se condenan
diciéndoles, que todo cuanto él ha hablado no era de su propia cuenta; su Padre
que le envió le dio tal mandamiento de vida eterna; termina diciendo: Así que lo que yo hablo, lo hablo como el
Padre me lo ha dicho.( vers.48/50)
He aquí y como en todas partes de
los evangelios se manifiesta a sí mismo
como unido al Padre. Un buen ejemplo a
seguir por todos los que habiendo sido engendrados por el Padre, Hijo y
Espíritu Santo pueda oír de nosotros semejante testimonio de unión, de forma y
manera que las gentes puedan escuchar de nosotros las palabras que el Padre me encargo decir.
I.- EN EL CENÁCULO
Juan se muestra muy detallista en
todo cuanto menciona; mientras los demás evangelistas cuentan los pormenores
ordenados por el Señor para la celebración de la pascua. Mt.26:17/29 –
Mc.14:12/25 – Lc.22:17/30 El evangelista
Juan se dedica a completarlos magníficamente con un relato exhaustivo de
aquellas palabras pronunciadas por Jesús como colofón a la cena con los discursos que el maestro pronuncio y
que empiezan en Jn.13:31 y continua por los cap.14- 15-16, culminando con la
oración del cap.17
En este cap. 13 empieza
pormenorizando los detalles y circunstancias que concurrían en el estado
anímico de nuestro Señor, y nos relata que sabiendo Jesús que su hora había llegado;
consciente de la brevedad del poco tiempo que le faltaba se expresa indicando
que era antes de la fiesta de la pascua y es de todos sabido que la
palabra pascua significa “paso o pasar de” y Juan nos aclara este concepto diciendo:
“para que pasase de este mundo al Padre” No es de extrañar que Pablo
escribiera; “nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada” (1ª
Cor.5:7)
“Sabiendo” esto es, consciente nos
dice el evangelista,
“como había
amado a los suyos…los amó hasta el fin” hasta en fin de su vida que es ofrecida en propiciación por la
nuestra.
¡Que
amor tan inmenso, Señor, en ti he visto!
¡Que
amor me revela tu hondo sufrir¡
¿Quien
puede su vista posar en el leño, y luego
insensible
su ruta seguir?
¿Que
viste en mí, pobre hombre para amarme hasta el
fin?
II.- ¿TÚ
ME LAVAS?
Las pruebas de amor y
condescendencia que el Señor había dado a los suyos, eran muchas, amó y
soportó, y en esta escena la misma noche que iba a ser entregado manifiesta de
una forma externa, tanto significado de amor, servicio y humildad que encierra
su alma; debió estar en todos y cuantos detalles fueron necesarios sin omitir
ninguno por insignificante que fuere para la celebración de la pascua cuya
figura central había de ser él.
Se trataba ahora de demostrar de una
forma fehaciente todo cuanto en su ministerio les advirtió y enseñó, con el
propósito real de que si sabían estas
cosas las hicieran; así que levantándose de la cena, vrs.4 y antes de volverse
a sentar de nuevo; vers.12 el Señor realiza un acto de humildad que debió
impactar profundamente a sus discípulos, hasta el punto que Pedro tubo que
exclamar, ¿tú me lavas los pies?
Y es que la escena que nos relata
Juan, con todos sus más significativos detalles, no hay para más; fijémonos se
levanta de la cena, (o a mitad de la cena)
se quito su manto, (su ropa exterior) y se quedo con su túnica interior
que acostumbraba a ser de manga corta, como la típica figura de un esclavo; tomo
una toalla y se la ciño. Luego puso
agua en un lebrillo y comenzó a lavar
los pies de sus discípulos, y a enjugarlos con la toalla con que estaba ceñido.
Esta es la típica figura real y
verdadera, que el apóstol Pablo nos describe: “se despojó a sí mismo, tomando
forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de
hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte
de cruz” (Fil.2:7/8)
Sin duda alguna esta fue la clave de
su encarnación; ¡Qué lección tan sublime! El que les había enseñado con
palabras, cuando las pretensiones de los hijos de Zebedeo y cuando disputaban
entre ellos, cuál sería el mayor; (Mt.20:27/28 –Mt.23:11 –Mc.9:35) ahora lo
está rubricando con los hechos, tirando por el suelo todo cuanto de ambición,
orgullo, y protagonismo había en ellos. ¡Sí! el verdadero servicio o ministerio
tiene su mayor eficacia en la humildad, y el amor es más sentido y apreciado
cuando se ejerce en un estado o condición de humildad.
III.- SI SABÉIS ESTAS COSAS...
Después que hubo lavado los pies a sus discípulos,
tomando de nuevo su manto, ocupo de nuevo su lugar en la mesa: Es ahora cuando
el maestro y Señor, les va a explicar la lección y significado del acto que
protagonizó de una forma y manera más incisiva y personalizada. Les dice: ¿Sabéis
lo que os he hecho? Se dirige a ellos con una pregunta que él mismo va
a responder, subrayando el ejemplo que les había dado, con el fin y como
resultado, que ellos mismos mostraran esa misma disposición y actitud en el
trato los unos con los otros como fieles imitadores de su Señor, y añade; “el
siervo no es mayor que su señor, ni el enviado es mayor que el que lo envió” Este acto es y debe ser ejemplarizante, pues
debemos notar que el Señor y Maestro está diciendo, “como yo os he hecho” esto
es, como yo he obrado con vosotros con amor, humildad, mansedumbre y asiduidad,
así debéis obrar y comportaros vosotros. (No riñendo en el camino, quien es el
mayor, quien es el que va hacer el servicio más vistoso, -uno a tu derecha y el otro a tu izquierda-)
No se trata de lo “que yo he
hecho,” sino más bien de cómo yo os he hecho: ¡Bástele al discípulo ser como su maestro! El Señor apela a la responsabilidad de todos,
mayormente de los siervos y enviados; porque la base y éxito del ministerio
está basado en la humildad manifestando amor hacia los demás sin reclamar nada
para sí: “vosotros cuando hayáis hecho todo lo que os ha sido mandado, decid
Siervos inútiles somos, pues lo que debíamos hacer, hicimos” Lc.17:10
Si sabéis estas cosas Vrs. 17; parece
ser que el Señor esta afirmando en ellos una realidad ya sabida; por lo tanto
les faltaba experimentarlo llevándolo a la práctica: Existe una gran diferencia,
entre el saber o conocer y el hacer, el tener conocimiento de las cosas nos
hace más responsables, si con ese saber solamente nos quedamos, la porción más
dichosa, feliz y útil para -unos con otros- no sería efectiva y todo
cuanto del Señor hemos aprendido, en vano: “Sed hacedores de la palabra , y
no solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos” (Sg.1:22/25)
El cristianismo genuino de Cristo,
no es meramente un credo, es más que esto; es un conocimiento íntimo, una
experiencia, unas vivencias del poder y del amor de Cristo en el creyente, que
se ha de traducir en hechos, obras, prácticas y actitudes humildes en beneficio
de los demás. Ni que decir tiene, que toda esa actividad responsable por el saber
estas cosas, viene sin duda por el hecho incuestionable que encontramos
en el primer versículo de esta capitulo; “como había amado a los suyos… los amó hasta
el fin” y que relacionado con en vrs.34, donde el Señor nos da un
mandamiento nuevo; que os améis unos a otros; como yo os he amado, nos abre una
dimensión más amplia sobre lo que es el amor fraterno y mutuo que el Señor
promulga. –no contemplado en Lv.19:18 – porque sigue una norma enteramente
nueva “como yo os he amado” es
decir de igual modo y manera desinteresada, humilde y gratuita, que redunde en
beneficio de los demás, no
como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado (1ª.Pdr.5:3)
Y lejos de cualquier otra
interpretación sobre el amor, el Señor nos manda y enseña prácticamente como
tenemos que ejercer el amor, independientemente de que a nosotros nos amen o
parezca que así no sea.
IV.-
BIENAVENTURADO… SI LAS HICIEREIS
La lección que el Maestro ha querido imprimir en el
ánimo y conciencia de sus discípulos dándoles ejemplo por el acto realizado en
ellos, es una enseñanza de igualdad no solamente en la carne (hecho
semejante a los hombre) sino en un sentido más profundo y espiritual, (el siervo no es mayor que su Señor) resaltando
con el ejemplo, que la única forma y manera de ser el mayor, es tener una
actitud de servicio humilde y de amor basado en ese conocimiento de “saber..”
cuyo resultado y premio es la dicha, la felicidad, la bienaventuranza que
siempre está en el “hacer estas cosas.”
--- Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel;
sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.
(Mt. 25:21)
V.
Ibáñez
Muy buena reflexión. El Señor le continue bendiciendo
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